Winter Begonia

2.5K 278 60
                                    

Liu Qingge suspiró, una nube que se fundió en el aire, fácil de apreciar en el clima frío. Incluso dentro del auto y pese a su cálido abrigo blanco, todavía se filtraba en sus huesos el clima del invierno.

Entre su cuerpo entumecido, destacó el dolor en su cabeza. No sabía si culpar al grupo de comerciantes de Huan Hua o al comandante Luo Binghe, todavía no son cuñados y ya lo está inmiscuyendo en los problemas familiares (y militares) con su padre. Bien podía culpar a los dos, también añadir a su molestia la insistencia de Tian Lang-Jun en reclutarlo de nuevo a las filas del ejército.

Él era un hombre de negocios, un hombre de negocios con una buena habilidad en batalla, aclamado como el hombre más fuerte, pero no tenía el interés de inmiscuirse en el conflicto militar del país.

La guerra, no quiere vivirla. Tal vez antes, años atrás, su voluntad por servir a su patria y su ingenua búsqueda de fuerza lo habrían llevado ahí, pero el tiempo ha pasado, ha crecido y se ha vuelto más sabio.

(Mentira, es un gran mentiroso, no teme ni siquiera mentirse a sí mismo.

Cuánto anhelan sus puños un arma, una estrategia, un enemigo. Cuánto añora regresar al campo de batalla.

Pero no puede, es imposible ahora. Tiene responsabilidades, tiene una hermana que lo necesita ahí y no en un terreno de sangre. Tiene obligaciones, un negocio que manejar, un buen futuro que cimentar.

No puede irse, perdió esa elección hace mucho tiempo, si es que alguna vez estuvo a su alcance).

Como sea, ambos hombres se lo estaban poniendo difícil, nada con lo que no pueda lidiar, pero todavía sería mejor si pudiera evitar tal cantidad de problemas.

—Primer Maestro, ¿a dónde vamos ahora?

Liu Qingge escucha las palabras de Yang Yixuan, su chófer, pero no responde de inmediato.

Quiere descansar, pero no quiere ir a su casa. Quiere divertirse, pero no quiere ir a apostar.

En realidad, él sabe perfectamente lo que quiere, pero, igual que siempre, tarda en confesarlo, como si esperara poder cambiar de opinión, como si no supiera que es imposible alejar la idea de su mente y sus deseos.

—Qing Jing— es todo lo que dice, y Yang Yixuan enciende el auto y conduce al destino familiar y frecuente.

Cuando llegan, Liu Qingge no se sorprende de ver una gran multitud todavía comprando entradas, tal vez no para el espectáculo de esa noche, quizá para el del día siguiente o incluso para días posteriores; así de solicitados eran los boletos para ver las actuaciones de la compañía Qing Jing, para ver la actuación de él.

Liu Qingge no tiene que formarse ni conseguir un boleto, va directamente a las puertas del teatro, donde los guardias lo saludan con respeto y le abren las puertas sin reparo.

El interior es acogedor, elegante pero alegre, igual que su fachada, solo lo mejor, porque él le dijo que no aceptaría menos, y Liu Qingge no estaba dispuesto a darle menos de lo que le pidió.

(Porque lo merece, porque lo ha ganado, con su talento, con su habilidad, incluso cuando otros susurren historias y mentiras.

Liu Qingge lo sabe, y por eso lo consiente, porque él es perfecto, y su escenario también lo debe ser).

Una gran cantidad de personas ya están dentro, todos los lugares ocupados. De nuevo, no importa. Liu Qingge tiene su asiento esperando, uno que solo está destinado para él, que solo puede ser usado por él.

Sube las escaleras y todos los trabajadores se detienen para hacer un saludo cortés al verlo. No se detienen por mucho tiempo, tienen deberes que hacer y que Liu Qingge tampoco perturbara.

Winter BegoniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora