Prólogo

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Amadas máscaras, ¿Qué haríamos sin ellas? ¿qué pasaría si se descubriese que la chica más popular del instituto adora a pokemon? ¿si el capitán del equipo de futbol americano jamás a sacado una nota menor a 9? ¿la chica más nerd del instituto es la mejor en los deportes? No encajaría, igual que no encajaría que yo, exactamente yo soy... bueno, lo que soy. Os cuento: aparentemente solo soy una alumna de secundaria normal, saco buenas notas, soy bastante buena en los deportes (no todo lo buena que puedo llegar a ser), tengo dos mejores amigas: Anna y Joahnna, vivo con mi tío, hija única se podría que soy de las populares de mi insti (debido a que la mayoría de mis amigas lo son se me considera así), pero a pesar de todo soy la rarita del insti ya que el 90% de este considera que no tengo sentimientos: jamás río o sonrío y mucho menos lloro (jamás). Pero eso es solo lo que la gente ve, detrás de ello hay una verdad demasiado compleja.

Sé que es díficil pero creerme cuando os digo que en verdad soy una agente juvenil encubierta de la CIA ( agencia central de inteligencia no de comercio interior de ángulas). Todo empezó el verano pasado cuando en vez de ir a un campamento normal fue a un campamento que preparaba a aquellos chicos menores de 16 años que extrañamente poseían facultades únicas de agentes. Al parecer yo destacaba por mis notas.

-Demasiados altas para una niña de 13 años- decían algunos de mis profesores.

-Será superdotada- Otros y claro no faltaba el que afirmaba que copiaba desde niña. Fui la primera en aprender a leer y escribir (a los tres años), comencé a hacer éxamenes a los cinco... durante mucho tiempo quisieron que me saltara cursos pero mi tío se negó afirmando que necesitaba estar con gente de mi edad, así que decidieron solo añadirme a algunas clases avanzadas. Pero no solo era en los estudios en lo que destacaban mis notas, sino también en los deportes. Pero aún así jamás me imaginé nada cuando llegué a mi casa una tarde y descubrí un formulario para inscribirme a un campamento, acepté y fue al llegar ahí con Anna cuando descubrí que en verdad el campamentoera, como ya he dicho, de la CIA Anna se negó, le borraron la memoria y me dejó ahí. Pero en el campamento conocí a Mia y David.

Mía: Pelirroja y con unos ojos grandes de un color verde intenso, siempre sonríe, canta... es una chica llena de vida, incapaz de no querer, aparte de ser también muy mona. La habían llevado al campamento tanto por su habilidad en los deportes como, sobretodo, sus grandes dotes de actuación. Pertenecía al teatro de su escuela y había recibido becas de estudio de actuación, le habían pedido actuar también incluso en Brodweyl y Holliwood. Parece increible e incluso al principio David y yo no la creímos pero entonces nos dijo que nos había mentido desde el principio diciendo que no se llamaba Gertrudis, como dijo sino Mía, fue la primera vez que rec uerdo sonreir.

David: Pelo castaño claro y ojos azul intenso. Bromista, inocente, atractivo, dulce. Había destacado ante la Cía debido a su gran habilidad como hacker: fue capaz de meterse en el ordenador de su colegio desde su móvil para cambiar su nota del último examen sin ser descubierto ni dejar rastro informático, aparte de meterse en la base de datos del gobierno español solo para que despidieran a un profesor(lo sé, a mí también me pareció exagerado pero ya que puede que lo haga). Sería capaz de hacer temblar a EEUU con solo pulsar una tecla de su ordenador. Aparte de ello también era fantástico en los deportes. Y siempre me llama princesa. Y tiene 15 años, uno más que Mía y yo.

Los tres éramos los únicos españoles así que decidieron, tanto para el campamento como el posterior  trabajo, que formaramos un equipo. La verdad es que al principio David se negaba, diciendo que trabajaba mejor solo por lo que al principio me cayó bastante mal pero después del verano y de conocerlos a ambas se volvieron mis mejores amigos.

 En el campamento nos entrenaron como máquinas de matar, nos enseñaron llaves de artes marciales...

Al salir del campamento nos obligaron a hacer lo peor que podamos gimnasia y jamás contar nada acerca del campamento, el trabajo, la Cia... .Nos dieron puestos de trabajo permanente en la sede en Madrid donde los tres nos volvimos el mejor equipo de la Cia.

Y esto es un resumen de mis dos vidas. Por cierto soy Katherine.

¿Juntos? Claro, siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora