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En un día nublado venían caminando dos pequeños niños de tan solo ocho años tomados de la mano para no perderse, después de salir del colegio.

Venían con sus impermeables por si llegaba a llover, ya que era lo más seguro.

Los pequeños, ajenos a todo iban felizmente cantando una canción para niños llamada "tomato", era una canción muy popular entre los niños.

Cruzaron un semáforo con cuidado, pero repentinamente empezó a llover y los pequeños aunque llevaban sus impermeables no querían mojarse, y menos llevando sus mochilas sin protección.

Después de cruzar el semáforo corrieron hasta una florería ya conocida por los pequeños y se ocultaron en la lona que tenía dicho local.

Después de un par de segundos repentinamente se empezaron a escuchar pitidos por parte de unos autos y los pequeños vieron como el auto que iba de frente a toda velocidad perdió el equilibrio y se estampó fuerteme contra un local que estaba tan solo a cuatro de donde se encontraban los niños.

El segundo auto se dio a la fuga y empezaron a escucharse gritos por parte de las personas que vieron la escena.

El auto rápidamente empezó a sacar unas cuantas flamas, y no salía nadie.

Hasta que uno de los pequeños le aviso al otro que algo se movía de la parte de los hacientos de tras del auto.

— Mira Jinnie, hay alguien ahí — El pequeño sacudía a su amigo para que le hiciera caso, pues el chico estaba en un transe debido a lo que había sucedido.

Después de unos segundos el pequeño reaccionó y fue cuando vio a un pequeño niño que estaba intentando salir del auto — Es un niño, Namie— señaló con su dedo índice de la mano derecha.

Los niños veían al niño, se veía completamente asustado y estaba llorando. Al ver que nadie hacía nada tiraron sus mochilas y fueron corriendo a socorrer al niño que intentaba escapar.

Los gritos de las personas seguían, había personas llamando a la policía, ambulancias y otros simplemente veían impactados la escena.

Intentaron abrir el auto pero este no cedía — No se habré Namie — Decía el pequeño decesperado.

El niño de adentro lloraba cada vez más, sabía que podía morir, es la segunda vez en ese día que estaba al borde de la muerte. Miró a los niños que intentaban ayudarlo — Ayúdenme — Lloro limpiando se sus lágrimas que caían de sus ojos inchados.

El pequeño de la piel más oscura tuvo una idea — Oye, intenta bajar el vidrio de la ventana —

El auto cada vez estaba con más llamas, estaba apuntó de explotar. 

Cuando estuvo lo suficientemente abajo el niño salto y cayó encima de ellos,pues el auto estaba inclinado y estaba levantado quedando la parte trasera del auto al aire.

Los tres niños se levantaron rápidamente y corrieron hacia la florería,y justamente cuando llegaron el auto explotó.
Los gritos se hicieron más fuertes,y pronto se empezaron a escuchar los sonidos de alarma de la llegada de las patrullas acercándose.

Los niños recogieron sus mochilas completamente sucias por la lluvia y de la suciedad del suelo. Entraron a la florería pues ya no querían saber nada.

Llevaron a él niño a una mesita y se sentaron al rededor del niño para protegerlo.

La dueña de la florería al ver a los niños no dijo nada, pues ya conocía a dos de ellos, pero se preocupo mucho al ver que estaban todos sucios y con una cara aterrada y triste.

O M E G ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora