|Dos|

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"Porque cuando cierro mis ojos, solo puedo ver los tuyos."

RM

Lucas

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Lucas.

Había algo en ella, o en mí, en ese momento no lo supe, más tarde lo descubrí, pero cada vez que estaba cerca, toda la tristeza y el dolor se iban por completo y sonreía mucho más.

Cuando te enamoras, el resto del mundo parece detenerse, como si solamente fuesen tú y esa persona especial quienes habitan el planeta, lo demás pasa a un segundo plano y te sientes indestructible a su lado.

Éramos indestructibles,
O eso quería creer.

Pero la vida es cruel; le encanta demostrarnos que nada es eterno y si algo he aprendido es que en el amor no hay existen garantías, sólo te queda dar lo mejor de ti, entregar tu corazón esperando que con suerte todo salga bien y haciendo el mejor esfuerzo en que funcione.

Unas veces te fallan, otras eres tú quien lo hace, quizás el amor se acaba o llega otra persona, pero nada, y créeme cuando te digo que absolutamente nada, te prepara para dejar ir a esa persona cuando aún la amas o cuando la vida decide que es momento de llevársela de tu lado.

Me costó mil errores y muchas lágrimas aprender esto cuando ya era muy tarde.

—¿Eso que tiene que ver con  esto?- El castaño sentado a mi lado en la barra me mostró nuevamente la fotografía en su iPhone y yo sonreí tomando de un solo trago el vaso de whisky que hace menos de tres minutos me habían servido.

-¿Quieres saber o no?- pregunté rodando los ojos y asintió- Entonces  cállate y déjame continuar.

Hacía dos semanas que llegamos a Astoria y mi madre en su afán de "ayudarme" decidió inscribirme en la preparatoria local,  después de todo tenía que recuperar el año perdido y ella creyó que lo mejor era comenzar una nueva vida, en una nueva ciudad, si es que así se le puede llamar.

Luciana, mi madre; viaja a menudo por su trabajo, es una psicóloga muy reconocida y pulula por el país dando conferencias, así que tenía mucho tiempo libre para pensar en todas las formas en que podría acabar con mi vida sin que ello sufriera tanto.

En ese momento no estaba pensando de forma coherente y creí que lo mejor era acabar con mi vida, porque ya no quería vivirla sin la persona que le daba sentido.

(..)

Iba en mi moto cuando la ví,  en medio de la lluvia, riéndose sola, como ella podría hacer. Mi pecho se estrujó y tuve que pestañear varias veces antes de darme cuenta que era real y no una alucinación como otras  tantas veces.

La extrañaba tanto,  me perdí en ella y en la necesidad de tocarla, abrazarla con fuerza y decirle lo mucho que la amaba. Por eso,  no me di cuenta que estaba en la orilla del puente de piedra,  no podía perderla de nuevo y me estremeció el solo imaginarlo.

Cromático |EDQTC| © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora