Sakura levantó la vista hacia el sol escondiéndose lentamente y continuó con su camino de regreso a la aldea. El quinto Hokage le había encomendado entregar un documento muy importante a una aldea escondida lejana y ella había cumplido satisfactoriamente con la misión. Regresar a Konoha le tomaría tres días por lo que apenas terminó, inició el viaje de vuelta.
Se detuvo repentinamente en las cercanías de la cueva como había usado como refugio en el viaje de ida y observó el suelo. La tierra estaba muy removida, como si se hubiera librado una batalla recientemente. La antigua Sakura quizás lo habría pasado por alto, pero la kunoichi que se encontraba allí era completamente diferente. Su cuerpo se había desarrollado muy bien, tanto en fuerza como en apariencia. Su esbelta figura solía atraer el interés de los chicos, junto con las facciones en su rostro que eran más maduras.
Sakura Haruno se había convertido en una mujer poderosa a sus dieciséis años. Había pasado largas semanas estudiando con el quinto Hokage, volviéndose más inteligente. Se había destacado tanto que su nombre era conocido en toda la aldea.
Con su kunai en mano, caminó sigilosamente en la dirección de las marcas de arrastre. Podría tratarse de un ninja herido o de una trampa y ella debía estar preparada para ambas opciones. Asomó la cabeza por el tronco grueso de un árbol y observó a un hombre tirado cerca de una laguna. Supuso que esa persona intentó acercarse para beber agua y curarse, aunque eso debió suceder horas antes. Le quedó claro que el ninja se había desvanecido en medio del camino por falta de fuerzas.
Miró detenidamente en todas las direcciones antes de acercarse. No detectó ninguna trampa por lo que se decidió a cumplir con su deber de ayudar a una persona herida.
Se arrodilló junto al cuerpo que se encontraba boca abajo y se percató del pequeño charco de sangre que se juntó a su alrededor. Giró el cuerpo hacia ella y soltó un pequeño grito al reconocer al ninja. Ese rostro níveo con facciones perfectas solo lo tenía su antiguo amor. Sasuke Uchiha tenía los ojos cerrados y parecía no respirar.
Sakura se sintió nuevamente de trece años, con la ilusión de haber encontrado a su compañero de equipo, su primer amor.
La pelirrosa apretó los dientes para concentrarse en su objetivo y descubrió el torso del Uchiha. El día en que él la había abandonado en la aldea, se había propuesto jamás ser una traidora, no con su corazón. Las demás personas lo sobrellevarían y seguirían adelante, pero ella no podría hacerse más daño de lo que él le había hecho.
Su mirada se centró en la profunda herida que Sasuke tenía en el abdomen e intentó contener sus sollozos. Había sido de allí de donde la sangre iba brotando. Demasiada sangre perdida, lo sabía y aún así concentró su chakra en sus manos para presionar sobre la piel abierta.
―Sasuke... Por favor...―suplicó sin poder reprimir un sollozo―. Tienes que ser fuerte...
Cerró sus ojos intentando una mayor concentración. Estaba aferrada a la idea de salvarlo porque Sasuke no podía morir ahí, no así, no antes de que ella le volviera a hablar.
Gimió de dolor cuando el flujo de chakra en sus manos presionó sus huesos. Si no podía emitir más chakra curativo, no podría restaurar el tejido dañado. Con detener la hemorragia ya no era suficiente. Retiró sus manos llenas de sangre cuando su chakra escapó de sus manos y se puso de pie con una presión horrible en el pecho.
―¡Maldito Uchiha, despierta! ―gritó incrédula ante el cuerpo inerte a sus pies―. Abre los ojos y no te quedes ahí. No puede acabar así... ¿Dónde está tu clan reconstruido?
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PRUEBAS DE QUE ERES TÚ || SASUSAKU
FanficTras la huida de Sasuke de Konoha, la vida de todos tomó un rumbo diferente a lo previsto. Sakura se dedicó a entrenar y estudiar medicina para ayudar a los aldeanos. Sus amigos estaban orgullosos ya que ella se había convertido en una excelente nin...