Amigo || Joerick •[terminada]•

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•Quiero pedirte hoy
Que guardemos los dos
El secreto que solo conoce tu boca y la mía•

Joel

Ha pasado medio año que Zabdiel tuvo que viajar por un intercambio a la mejor universidad de España, me siento muy feliz por él, porque su sueño siempre ha sido ser el mejor doctor y claro está que con esa oportunidad lo será y muy pronto.

Pero también me siento el peor amigo, hermano, hijo ... con lo que está sucediendo justo ahora, pero fue inevitable, pero sigue siendo lo peor que le puedo haber hecho a Zabdiel. Les juro que mi madre no me crió así, si se diera cuenta de lo que estoy haciendo me daría la peor paliza de mi vida, y la entendería.

Todos estarían decepcionados de mi si vieran lo que estoy haciendo. Bueno cabe aclarar que no soy sólo yo, también esta él y no se ve muy incómodo que digamos.

Agarró fuertemente sus caderas y lo pegó más a mi cuerpo, mientras seguimos compartiendo el sabor de nuestras bocas.

Y joder, se siente muy bien tenerlo sentado en mi regazo mientras nos devoramos la boca.

—Er-Erick... -trató de hablar, pero el está concentrado en seguir chupando mi lengua- ten-tenemos que parar.

Por fin pareció reaccionar, se separó de mi boca y me miro con sus grandes ojos verdes, con sus labios un poco hinchados de un color rojo, pareciera que se los hubiera pintado.

Puso su mano en mi pecho, para poder enderezarse mejor, pero su espalda Chocó con el volante del auto.

—Y-Yo ... - iba a decir algo, pero su mira se posó en su mano, trate de ver que veía y pude notar que era el anillo de compromiso que le dio Zabdiel antes de irse, aparte mi mirada y fijé mi vista en otro punto — Joel, Joel voltea a verme.

Pose mi mirada ahora en su rostro.

Pensé que diría algo, pero lo único que hizo fue abrazarme y poner su rostro en mi hombro, devolví el abrazo y empecé a acariciar su espalda. Estuvimos un rato de esa manera.

—Er... -lo llame, levantó su cabeza- solo prométeme que guardarás este secreto, por favor.

— Lo prometo Joey - dijo y junto sus labios con los míos, empezamos con un beso poco diferente al primero.

Mientras disfrutaba de sus labios, llegó de nuevo la culpa a mi pecho.