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Eres mucho más sexy de lo que hablan. Mucho más caliente que el verano. Mucho más cínico que cualquier persona se atrevería a soportar. Eres un sueño dulce, convertido en pesadilla de media noche. Pero no quiero tener ningún sueño contigo, quiero vivir el momento solamente. Que todo ésto nos implique no dormir, nunca, al menos hasta que amanezca. Correr en ese auto de lujo que le robaste a tu ex. Cantar, tener un cigarro entre tus labios, sacar la mano por la ventana. Todo un chico malo, con unos lentes negros de ferragamo. Llegar, meternos aún club atascado, bailar, beber, que el tiempo vuele, así como los años de nuestras vidas. Terminar empapados en sudor. Tomarme del mentón, besarme con esos labios expertos, que besaron cientos antes, para aprender. Esa lengua torturosamente perfecta. Separarnos para terminar con el whisky que queda. Retarnos a ver quien acabe con ellos primero, suerte que no estamos muertos por ello. Subirnos en un taxi, de vuelta a tu bonito hotel de putas. Reírnos de lo que ni siquiera tiene sentido. Pagar, quizás más de la cuenta, pero estamos demasiado borrachos como para saber cuánto es. Subir de vuelta es casi una travesía. La ropa vuela una vez adentro. Nos mordemos, nos devoramos Creó que hay un poco de sangre de ambos. Cualquier ofrenda para ver tu perfecta carita teniendo un orgasmo. Despertar contigo, con las sábanas revueltas, como si un desastre natural hubiera ocurrido ahí. Es una mañana de gloria
