Mi Vida J.K

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- Mi amor no pintes las paredes - dijo la madre persiguiendo a su pequeño hijo de 4 años que corría en boxer por la casa para que su mami no lo atrapara y le diera unas nalgaditas por haber rayado la pared, más no se fijó y se tropezó con las piernas de su padre.

- Oh, mira a quién atrapé huyendo, ¿eh, conejito? - dijo su padre cargándolo y quitándole el crayón rojo que tenía en la mano el pequeño

- Uff qué bueno que lo atrapaste - dijo la mujer exhausta por tanto perseguirlo - kookie estás en problemas, me vas a ayudar a limpiar la pared que rayaste pequeño conejito -dijo la madre con autoridad, poniendo los brazos en jarra

- Ño - dijo el niño haciendo puchero - papi, ayuda - dijo abrazando el cuello de su papá, pues no quería recibir su castigo

- Pequeño sabes que debes obedecer a tu mami - dijo haciendo que el pequeño lo mirara - claro, si logra atraparnos - dijo el señor Jeon para pronto levantarse y salir corriendo al patio trasero de la casa con el pequeño en brazos

- ¿Es que aqui nadie me hace caso? - dijo la mujer mientras negaba con una sonrisa y echó a correr tras su esposo y su hijo al patio

Una vez creyó haberlos alcanzado, el señor Jeon se giró con una manguera en la mano mojando por completo a la mujer, sólo se escuchó el grito de la mujer y las risas del niño, y así terminaron jugando con la manguera rociándose agua entre ellos, todo transcurrió entre risas y juegos un buen rato, al final terminaron todos empapados, sobre todo el pequeño al que le gustaba mucho jugar con agua, éste fue cargado por su mamá.

- Al baño, y vamos a limpiar la pared señorito - dijo a su hijo quién hizo un adorable puchero - Te compraremos algo para que te pongas a dibujar, así no pintas las paredes - dijo tocando su naricita - mi bebé - el niño asintió repetidas veces e hizo un mohín por haber sido llamado bebé

Ya en el baño, el pequeño Kookie jugaba en la tina con la espuma y se ponía una pequeña barbita - mami, Kookie quiere galletas - dijo - ¿me haces galleta po' favo'? - dijo adorablemente sonriendo igual a su madre, y con sus ojitos negros pero adorables que reflejaban una inocencia y ternura pura que muchos describen como ojos de bambi

- Claro  que sí Kookie, pero tienes que limpiar bien la pared con ayuda de papi, y te haré las galletas que quieras - dice la madre  sacando al niño en toalla y poniéndolo en la cama para pasarle la ropa que el niño empezo a ponerse

- ¿Dijeron galletas? yo tambien quiero - dijo el padre entrando a la habitación y arrugando la nariz en una sonrisa

- Mami dijo que debemos limpiar la pared y tendremos galletas - dijo el pequeño batallando para ponerse la camiseta solo, más cuando su madre intentó ayudarle el pequeño negó - no, no yo puedo...mi...mira - dijo logrando ponerse la camiseta pero al revés

La madre del pequeño sonrió, le causó mucha ternura la gracia, así que dispuso a ayudarlo a ponerse la camisa como era, explicándole que las costuras deben ir por dentro y no por fuera, el pequeño Kookie bajó de la cama, se acercó a su papá y tomó su mano

- Papá conejito y conejito bebé limpiarán la pared como mamá conejita ordenó - dijo y jaló a su papá con él

Aquel gesto enterneció a la mujer, pues desde que empezaron a llamarlo conejito, el niño decía que eran la famila conejito.
Luego de haber acomodado la habitación, ella bajó las escaleras sonriedo al ver que su bebé y su esposo limpiaban la pared, así que luego de capturar el momento, fué a hacer las galletas junto a la cena para su familia.

...

- ¡Mami, mami! ya terminamos - dijo el pequeño Kookie sentándose en la mesa y señalando la pared 

Ni La Muerte Podra Acabarnos-Vkook (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora