7- Roto

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漫~*'¨¯¨'*·~舞~·*'¨¯¨'*·~漫

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Kwon Ji Yong

- ¿Por qué razón quieres me quede contigo, de todos modos? -Le pregunté.

Seung Hyun se encogió de hombros, metiendo las manos en sus bolsillos. -No sé. Todo es mejor cuando estás cerca.

La agradable calidez que sentí por sus palabras rápidamente se desvaneció con la visión de rojo, manchas ensuciaban su camiseta. -Ew. Estás cubierto de sangre.

Seung Hyun miró con indiferencia, y luego abrió la puerta, haciéndome señas para que entrara. Pasé con rapidez junto a Jisoo, que estudiaba en su cama, encerrada entre los libros de texto que la rodeaban.

-Las calderas fueron arregladas esta mañana. -dijo.

-Eso escuché. -dije buscando en mi armario.

-Hola. -Seung Hyun le dijo a Jisoo.

El rostro de Jisoo se retorció, mientras analizaba la figura ensangrentada y sudorosa de Seung Hyun.

-Seung Hyun, esta es mi compañera de habitación, Kim Jisoo. Jisoo, Choi Seung Hyun.

-Encantada de conocerte. -dijo Jisoo, empujando sus gafas hasta el puente de su nariz. Ella observó mis abultadas maletas.

- ¿Te vas a mudar?

-Nop. Perdí una apuesta.

Seung Hyun irrumpió en carcajadas, agarrando mis maletas. - ¿Listo?

-Sí. ¿Cómo voy a conseguir llevar todo esto a tu apartamento? Vinimos en tu moto.

Seung Hyun sonrió y sacó su teléfono celular. Llevó mis maletas a la calle, y minutos más tarde, el Charger clásico negro de Mino se detuvo.

La ventana del lado del pasajero bajó y Dara asomó su cabeza. - ¡Hola, Pollito!

-Hey, tú. Las calderas funcionan de nuevo, ¿Aún te quedaras con Mino?

Ella guiñó un ojo. -Sí, pensé en quedarme esta noche. Escuché que perdiste una apuesta.

Antes de que pudiera hablar, Seung Hyun cerró la camioneta y Mino arrancó, con Dara chillando cuando cayó hacia atrás en el asiento.

Caminamos hacia su Harley, y cuando envolví mis brazos alrededor de él, él descansó su mano en la mía.

-Me alegro de que estuvieras allí esta noche, pequeño. Nunca me he divertido tanto en una pelea en mi vida.

Recargué mi barbilla sobre su hombro y sonreí. -Eso fue porque estabas tratando de ganar nuestra apuesta.

Él giró su cuello para que su cara quedara frente a la mía. -Maldita sea, claro que estaba tratando de ganar.

No había ninguna diversión en sus ojos, estaba serio, y él quería que yo lo viera.

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