Capítulo 2: Motivaciones.

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Perpleja, los ojos de Nora se desplazaron de un lado a otro siguiendo la figura de una gran criatura perderse entre la neblina de la gélida noche. Las personas ahí presentes murmuraban cosas que eran incapaces de ser procesadas en la mente de la joven, y decepcionados, comenzaron a caminar lejos de aquel viejo cobertizo.

—Disculpe, ¿tiene un segundo?

Una figura masculina apareció en su campo de visión de repente. Nora miraba a todos lados, aturdida, de alguna forma estaba tratando de cerrarse en su mundo interno para hallar una solución a lo que acababa de pasar.

—Tal vez me recordarás de la taberna, estabas sentada justo al lado de nuestra mesa y quería decirte que —La joven lo miró a los ojos por unos instantes, obligando a sí misma a prestarle atención— si planeas decirle algo a alguien sobre nuestra anterior conversación, pierdes tu tiempo.

La chica frunció su ceño al escuchar "pierdes tu tiempo", por más que trataba ignorar el hecho de que había perdido el dragón que posiblemente hubiese sido su único medio de transporte rápido y eficaz, aún le era difícil concentrarse en lo que el joven decía.

—Disculpa, ¿eres...?

—Alguien que estaría feliz de hacer negocios contigo a cambio de mantener aquella conversación en el olvido —culminó totalmente serio.

Definitivamente era humano, pero algo en él apuntaba que no lo era. Debajo de sus grandes ojos oscuros se extendían unas marcas negras que parecían ser tatuadas y que a la joven le atraía la idea de descubrir qué significaban. Su cabello estaba completamente oculto gracias a una capucha adherida a su muy extraña larga vestimenta y de color azul azabache.

—Escucha, no tengo intenciones de delatarlos o meterlos en problemas, solo haz como si nunca hubiese estado ahí ¿vale? —soltó antes de poner su atención en el cielo nuevamente.

Dedicándole una mirada de desconfianza a Nora, la cual ésta no notó, se alejó lentamente mientras se ajustaba la parte superior de su traje, sin despegar sus ojos de aquella peculiar chica mientras lo hacía.

—¿Estás bromeando? Los dragones plateados están más que extintos.

—Te juro que lo vi.

Esas y muchas otras susurradas conversaciones llegaron a infestar los oídos de la joven mientras trataba de concentrarse para reescribir su plan mentalmente.

—Ahora que se ha visto un dragón plateado ¿creen que se cumplirá la profecía del fuego negro?

Nora no lograba dejar de prestarle atención a los bullicios, hasta tal punto de querer silenciarlos gritando desde lo más profundo de su corazón.

—Pobre dragón, debe sentirse sólo.

—¿Quién será su irresponsable dueño?

Caminó hacia la plaza del pueblo sintiendo su espalda adolorida y sus músculos rígidos, no había sido fácil caminar por tanto tiempo. Luego se sentó a las afueras de una tienda para poderse relajar y pensar con claridad, pero lo que consiguió fue temblar de frío y querer llorar como un niño pequeño cuyos padres han regañado.

Pasados ya varios minutos, con las esperanzas dependiendo de un hilo, pensaba en cualquier cosa que no le inquietase y adquiriendo devuelta su tranquilidad, se levantó en busca de alguna posada barata para pasar lo que quedaba de noche.

Después de la aglomeración que hubo en el cobertizo, las personas fueron a sus casas y muy pocas otras se quedaron deambulando por los senderos de dicho pueblo. La aldea ajetreada y llena de vitalidad ahora parecía un lugar fantasma.

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⏰ Última actualización: Jul 19, 2020 ⏰

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El Impredecible Viaje De NoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora