Capítulo 3

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Los días pasaron y la noticia de que los nazis habían perdido recorrió todo el mundo, los hijos de URSS estaban más que felices, pues ahora su padre tendrá más tiempo para ellos, y ya no temerán que salga herido, pero dos pequeños eslavos en particular estaban muy felices y nerviosos, pues por fin volvería aquel que hace que sus jóvenes corazones latan con fuerza.

Rusia estaba preparando una pequeña sorpresa para su amado, algo sencillo pero especial. Un águila de peluche, así como la del escudo de este. Pues hace ya varios meses el tricolor le había dado un oso de peluche con el color de su bandera, lo cual dejo encantado al pequeño ruso, pues ahora tenía por así decirlo un mini México, y lo amaba.

Estaba tan concentrado en envolver ese bello obsequio que no fue hasta que escucho el motor de un coche que reacciono – recordemos que en esa época eran muy pero muy escandalosos los coches – así que se apresuró a bajar y correr a los brazos de su bello México.

Pero la alegría de sus ojos fue remplazada por el miedo y tristeza, pues al llegar a la planta baja vio a su padre con varios vendajes, y con su ojo cubierto por un parche, para después voltear a ver a su amado, estaba más lastimado que su progenitor, sus alas estaban a la vista, pues también estas estaban heridas y envueltas en vendas

-Отец! (¡Papá!) – aquel pequeño niño corrió abrazar a su progenitor, claro que no lo lastimo, su tamaño no le da para más que llegar a la altura de la rodilla se su padre - У тебя все нормально? (¿Te encuentras bien?) – URSS se agacho para estar a la altura de su predecesor.

-Я в порядке, это была цена, чтобы выиграть войну (Estoy bien, fue el precio para ganar la guerra) – aquel gigante rojo tomo la mejilla de su hijo mayor, a la vez que le regalo una sonrisa que reconforto a Rusia.

Poco a poco los demás niños comenzaron a llegar a la sala y como Rusia, corrieron abrazar a su padre, mientras estos acaparaban a URSS, Rusia aprovecho y se acercó a México, el cual al ver al pequeño se inclinó para abrazarlo. Y como era de esperarse el pequeño se abalanzo en los brazos de su amado, soltando varias lágrimas de felicidad como de tristeza.

-Tranquilo chamaco, estoy bien – el tricolor tomo al pequeño en sus brazos para tomar asiento, realmente estaba agotado, pero no quería preocupar de más a Rusia.

- Вы ранены (Estás herido,) – el pequeño escondió su rostro en el pecho del más alto

-Si lo sé, pero como dijo tu jefecito, fue un pequeño precio para derrotar a Nazi.

El ruso solo se aferró más al tricolor, le dolía mucho ver al mayor en ese estado.

-Rusky, sé que no es el mejor momento, pero enserio debo bajarte, me duele mucho mi brazo.

- Пожалуйста, просто немного больше (Por favor, solo un poco más) – el eslavo no quería soltar a su amado.

Pero aun así el mexicano lo coloco en el suelo, a lo cual el pequeño hizo pucheros.

-Deja me recupero y te cargare las veces que quieras, pero ahora no puedo. – con una sonrisa en su rostro demacrado, dejo caer su cabeza en el respaldo de aquel sillón.

El pequeño Rusia se le quedo viendo, hasta que recordó el obsequio que había preparado. Así que volvió al lugar donde lo dejo – que fue en el piso ya que cuando abrazo a México lo soltó – lo tomo en brazos y corriendo fue a dárselo a su amado.

- Смотри, я сделал тебе маленький подарок (Mira, te prepare un pequeño presente) – extendió sus manitas en dirección a su amado, el cual lo tomo con mucha alegría.

-Ay, gracias huerco, no tenías que hacerlo – un pequeño sonrojo se posó en las mejillas del mayor.

- Конечно, вы дали мне подарок, что-то от вас, и я хочу, чтобы вы что-то от меня (Claro que tenía, tú me diste un obsequio, algo de ti, y yo quiero que tú tengas algo de mi) – al igual que el tricolor, el rostro de Rusia fue cubierto por un sonrojo.

-Gracias huerco – el mexicano fue quitando el envoltorio, hasta que el peluche estuvo a la vista, el cual dejó impresionado al tricolor, sabía que Rusia era bueno en muchas cosas, pero esa águila rebaso sus expectativas. – Esta hermoso.

Con un poco de dolor volvió a tomar al menor en brazos, llenándolo de pequeños besos, los cuales le sacaban risitas al menor.

-А для меня нет подарка? (¿Y para mí no hay regalo?) – URSS apareció delante de aquellos "tortolos"

- Конечно (Claro que sí) – con mucho entusiasmo bajo de las piernas de su amado en dirección a la cocina, en donde tomo una caja de chocolates hechos por él mismo, nuevamente corrió a la sala en donde le entrego la caja a su padre.

URSS tomó aquel presente con mucho cuidado, realmente le sorprendía lo dedicado que era su hijo para esas cosas. Al abrir la caja divisó su postre favorito, chocolates con almendras. Con lágrimas amenazando de salir de sus ojos, se inclinó y abrazó a su hijo, un abrazo donde se unieron el resto de los hijos del mayor de los eslavos.

México tenía una bella sonrisa, pues ese momento familiar era realmente hermoso, el cual le recordó a sus hijos, y como es que le demuestran afecto, ni cuenta se dio de cuando fue jalado para ser parte de ese abrazo.

Así estuvieron un rato, hasta que se empezó hacerse tarde, obligándolos a retirarse a sus respectivas habitaciones, aunque el ruso no tenía planeado ir a la suya. Nuevamente sin hacer ruido entro a la habitación del tricolor, el cual se estaba cambiando, y como la vez que entro al baño, guardo total silencio, quedándose de pie, admirando ese cuerpo tan trabajado, el cual ahora estaba lleno de cicatrices.

-Они болели? (¿Te dolieron?) – con un poco de miedo a que su amado se volviera enojar con él pronuncio aquella pregunta.

-Algunas, pero ya estoy acostumbrado – la tristeza se reflejó en sus palabras, muchas de esas cicatrices eran antiguas, pero nuevamente se abrieron por el daño en la batalla. – Por cierto, ¿Qué haces aquí?, ya deberías estar dormido. – tratando de cambiar el tema de conversación al igual que el ambiente se encamino a donde estaba el ruso.

- Я не хочу спать один, могу ли я остаться? (No quiero dormir solo, ¿Puedo quedarme?) – el eslavo puso unos ojos de cachorro, los cuales conmovieron al mexicano.

-Ta' bien, pero recuerda huerco, no me voy a quedar por mucho tiempo, la guerra acabo y debo volver a mi territorio, con mis hijos y mi gente.

-Я могу пойти с тобой? (¿Puedo ir contigo?) – Rusia no quería que su amado se valla, ¿Cuándo lo volvería a ver?

-Me temo que no es posible, tú lugar es aquí, con tu familia, pero le puedo decir a URSS que te lleve a ti y a tus hermanos, así les doy un recorrido por mis estados.

Los ojos del menor comenzaron a llenarse de lágrimas, le agradaba la idea de conocer las tierras de su amado, pero no quería que se fuera, lo extrañaría demasiado.

-No llores, aún estoy aquí, además te visitare, tal vez no sea muy frecuente, pero nunca perderemos el contacto, podemos enviar cartas también. ¿Te parece? – con mucho cariño levanto al menor y lo recostó en la cama, para después meterse él también en las calientes mantas.

-(Me parece bien) – el sueño comenzó afectar al menor – (Después nos casaremos y seremos felices) – y sin más cayo en los brazos de Morfeo.

El mexicano estaba enternecido, amaba ver como Rusia le coqueteaba y sabía perfectamente que ese peluche era uno de las tantas formas de cortejo del menor.

La pregunta ahora es, ¿Se enamorara México de Rusia?

DestinadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora