Greek Gods [AU BTS]

Olimpo

01. 

Seguía con la venda en mis ojos, había perdido la noción de dirección, ya que habíamos dado demasiadas vueltas, lo escuchaba nervioso y aún no podía explicarme la razón, sabía que no me haría daño y yo realmente no podía hacerle nada a él.

— Listo, llegamos. — emocionada baje la venda para poder ver lo que estaba a mi alrededor.

— No sabía que existía un parque como este aquí, lograba ver el camino recto lleno de árboles frondosos y el camino de tierra por dónde estaba el auto.

— Debemos caminar para llegar. — asentí con mi cabeza y le seguí, podía escuchar el sonido de los pájaros y veía cómo bailaban los árboles, si este no era el cielo en la tierra, no tenía idea de que podría ser, era un lugar extraordinariamente hermoso. — Estamos aquí. — dibujo una línea en la tierra delante de nosotros, — Sólo tenemos que cruzar. — tome su mano y lo deje nuevamente guiar para cruzar, estaba equivocada si podía existir un lugar más hermoso.

02. 

— Va ser divertido, de verdad. — quería creerle pero el lugar hacía donde nos dirigimos parecía bastante diferente. Ni siquiera sabía porque íbamos caminando, dobló por varias esquinas poco conocidas, llegando al barrio desolado de la ciudad. ¿qué se traía entre manos? — Llegamos.

Estaba extrañada, era el cine antiguo de la época de mis abuelos, tenía grafitis por todos lados y maderas en la puerta de la entrada denegando el acceso. — Este es el cine Olimpo, sólo es su nombre.

— No eso boba. — me tomo de la mano y me dirigió hacía el callejón que se encontraba al lado, por dónde estaba la salida de servicio, vi como movía algunas cajas y hacía espacio para los dos. — Ven, sube. — ¿por qué siquiera seguía haciéndole caso? — Entra. — me señaló el contenedor de basura gigante que estaba a mi espalda con mi cabeza.

— Bromeas. — sus ojos brillaban, él de verdad no estaba bromeando. — Estás jugando conmigo, pensé que de verdad confiabas en mí. — desvíe la mirada para irme de ese lugar.

— Lo hago y precisamente por eso quiero mostrarte. — su mano rozó mi mejilla al acariciar mi cabello, me dio una media sonrisa. — Y es por eso que quiero mostrarte mi mundo. — estaba comenzando a sonreírle cuando con su mano restante me empujo dentro de la basura, caí de espaldas, no sentí dolor, sólo un aroma delicioso a limón. — Te confiaría mi vida.