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Abrir los ojos.
Aquella acción se realiza con un parpadeo. Al hacerlo, ¿qué puede esperar uno?, tal vez ver un día soleado, o uno nublado. Pero aquel sujeto veía la tempestad.
Una vez que la venda se le fue retirada de sus ojos.

El cielo oscuro, ni siquiera las estrellas lo iluminaban.

-¿Nombre?.-Se escuchó la voz grave de alguna persona desconocida.

Una habitación vacía. Blanca, como una culumus divagando por el cielo. Cuatro paredes la formaban. No había ninguna ventana. La única escapatoria era aquella puerta que estaba siendo vigilada por un guardia de seguridad.

Aquel sujeto que interrogaba llevaba un abrigo que cubrían sus pantorrillas, con aquel distinguido color ocre amarillo. Nada formal.
Pues aquel mismo sujeto soltó un suspiro y volvió a hablar acercando su rostro cada vez más al chico que debería estar intimidado, pero realmente no lo estaba. Simplemente soltó una sonrisa tenebrosa.

-Nombre.

-¿Qué caso tiene?, al final yo moriré ¿no es así?.

-El que hace las preguntas soy yo. ¿Ves esto?.-Abrió su abrigo sacando una placa policíaca para colocarla frente a los ojos del sujeto.-Soy la autoridad. Aquí no tienes derechos de nada.

¿Debía de arredrarse?. Pues él no lo hizo.

-¿Él está vivo?.

-Al parecer te gusta jugar a ser Riddler, ¿no es así? Sigues preguntando cosas cuando no contestas lo que uno te dice.

Aquel que estaba con las manos esposadas realizó un gesto de asco, al sentir un poco de saliva en su mejilla.
Al parecer aquel hombre no sabía controlar lo que salía de su boca. Ni siquiera las palabras ni aquellos asquerosos fluidos incoloros.

-Sabes...Me recuerdas a un sujeto. Un tipo que era fugitivo al igual que tú. Aquella persona amaba huir. Iba de un lado a otro, hasta que un día desapareció. Nadie lo volvió a ver jamás. ¿Saben a dónde fue?, no lo saben. ¿Está vivo?, tampoco lo saben. La alerta de su búsqueda se emitió a todos los países. Y ¿qué crees?, él simplemente se esfumó como el viento. Aquel chico tenía un enemigo, que por cierto. Nadie lo volvió a ver. Ambos desaparecieron en la misma fecha. Lo único que se escuchó fue un solo disparo. Uno. Y jamás encontraron la bala, ni sangre, ni siquiera un arma. Fue un acto fantasma.

-¿Y?, eso a mí no me interesa.-Realmente al chico sentado en la silla, le disgustaba hablar de esos temas. Por lo cual no le importó haber interrumpido la historia del sujeto.

Tal vez, se debía a que él era aquella persona desaparecida. Si es así, ¿quién es el otro chico que tampoco no se volvió a ver jamás?

Un verdadero misterio, del cual estaban dispuestos a revelar.

¿Acaso ambos eran cómplices y cometieron el gran fraude?.
Qué tal si sólo uno fue el verdadero que organizó todo esto.

El único capaz de cometer.
Un pequeño fraude.

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¡ESTA HISTORIA SE ACTUALIZA LOS MIÉRCOLES Y DOMINGOS!

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