Capitulo Uno

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Soy Jill, la asesina poco conocida en el mundo, cosa que ni me interesa. Tengo pelo rizo de color negro, mis labios son finos y de color negro (como los de alguien gótico), tengo un traje como de sirvienta negro, mis ojos son grandes y tienen las pupilas dilatadas, mido unos 5'6 (sí lo sé, soy muy alta, pero es por los tacones XDD) y mi mejor amiga es mi moto sierra. No es que me gusta hacer amigos, es solo que ellos no duran mucho conmigo...ja,ja,ja... Una de mis amigas que, de por suerte, sigue con vida porque la quiero mucho es: Pinkamena Pie, una pony muy misteriosa que cuyo secreto te arruinaría. Pero no voy a hablar sobre amistad , sino, cosas importantes que deberían saber sobre mí.

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Paseaba tranquilamente por un parque sin nada en mente, solo quería relajarme de lo que hacía, ya que la policía me estaba buscando. Claro, no es tema que me preocupa, pero mete en problemas a todos los demás, siempre tengo que inventar excusas en mi hogar: excusas realmente ridículas o echarle la culpa al perro y digamos que aveces no salgo exitosa con mis excusas pero calmaban más el ambiente.
Mi casa no es normal como la tuya o la cualquier otro humano de por aquí, digamos que la mía tiene gente de más en ella y se encuentra en el fondo de el bosque.
Mientras caminaba por el parque, escuche el maullido de mi animal favorito de mi casa. Grinny Cat. El gato más tierno que cualquier otro. Cogí al felino en mis brazos y lo abrace a lo que yo sonreía malévolamente (como normalmente hago).
- Hola, amiguito. ¿Qué te trae por aquí?- le dije amablemente mientras estiraba mis brazos y sostenía al gato como a Simba en el inicio de la película. El minino maulló en señal de que solo estaba paseando por ahí y se encontró de casualidad conmigo, que soy más como su dueña.- ¿Qué te parece si vamos a casa?- le dije mientras daba vueltas en círculos a lo que sujetaba al gato en mi pecho. El felino maulló para decirme un "sí" gatuno.- Muy bien, entonces vámonos.- bajé al minino y lo dejé en el suelo. Empece a caminar hacia el bosque más cercano y, pues claro, con Grinny a mi lado. De vez en cuando el gato se frotaba en mis piernas y ronroneaba con fuerza.
Unos cuantos minutos pasaron y ya yo me encontraba en mi hogar, con mis amigos. Antes de entrar a la casa, reflexioné un poco de que sería mi excusa; al haber terminado de pensar, tomé al gato en mis brazos y lo abrace. Lo sujete como si fuera un oso de peluche, brazos en el pecho cruzados y las piernas de el oso abajo de los brazos. Abrí la puerta con mi pie, ya que en mis manos estaba Grinny Cat y me adentre a la casa.
- ¿Dónde estabas?- me preguntó un tipo alto de piel pálida sin algún rasgo facial.- Te estábamos buscando, Jill.
- Estaba dando un paseo con Grinny.- dije mientras me daba unas pequeñas vueltas sin quitarle la vista.- Y yo le dije que me acompañara..- dije por último y empece a menearme de al frente a atrás como niña pequeña, y con una sonrisa traviesa.
- ¿No te haz metido en problemas como de costumbre? ¿Verdad?- dijo dirigiendo uno de sus dedos a su boca.
- Tal vez... Pero no es grave, Slendy.- hice una sonrisita infantil para hacer notar mi inocencia.
- Ay, ¿qué voy a hacer contigo?- se preguntaba, posando su mano en su cara decepcionado.- Tú me traes más problemas que nadie, Jill.
- Lo sé...- dije en voz baja. En verdad, estaba un poco arrepentida.- Pero no se volverá a repetir, lo prometo Slender.- le dije alzando mi mirada hacia a su sombría cara.
- Creo que deberías conocer más de los que viven aquí. A chicas como tú, Jill; ya eres adulta. Deberías socializar un poco.- dijo poniéndose a mi altura y posando sus frías manos en mis hombros.- También creo que deberías conocer a los chicos también.... Hablando de eso..- se puso pensativo.
- ¿Qué pasa, Slender?- solté a Grinny y me acerqué a Slender.
- Uno de los chicos es parecido a ti... Nariz anillada, insoportable, payaso...
- ¿¡ En serio?!- grité emocionada.
- Ay, sí. Un total fastidio.- dijo como si de una carga se tratase.
- ¿¡ Y lo podré ver hoy!?- pregunte aún con la emoción y empece a brincar de un lado a otro. Entonces, Slender me agarra de la muñeca y me detiene. Lo tenía mareado con tantas vueltas.
- Tal vez, mañana, cariño. Ya es de noche y tengo que buscar a Sally, salió a jugar con Smile Dog y no ha regresado. Mientras tanto tu descansa.- me tomo de la mano y me dirigió hacia las escaleras.
- Prométeme que lo conoceré mañana, Slendy.- hice un puchero en mis labios como niña pequeña y le miré a la cara, ya que él no tiene ojos.
- Te lo prometo. Ahora vete a dormir, pequeña.- me dio a lo que pareció ser un beso en mi frente, pero antes de que él se alejara, le tome de el brazo.
- No soy pequeña, ya soy toda una adulta, sé cuidarme.- le sonreí.
- Lo sé, pero yo te sigo viendo como una bebé.- dicho eso se fue de la casa, dejándome prácticamente sola, ya que se encontraba Grinny en la casa.
Subí las escaleras y me dirigí al baño y reflexione un poco sobre lo que Slendy me dijo. "Un chico parecido a tí" resonaba una y otra vez en mi cabeza. No podía creer que había otro parecido a mi, solo que esta vez se trataba de un chico. Sin duda, seriamos los mejores amigos. Me desnudé y entré en la ducha. La encendí y la puse a la temperatura que más me gusta. La tibia.
Mientras estaba en la ducha, empece a pensar en como serían también las otras chicas, aunque me han contado cosas "terribles" sobre ellas. Me encantaría también conocer a chicas de mi mismo sexo, ¡sería genial!. Pero, creo que también sería un problema, ya que también son mujeres y no hombres. Paré de reflexionar y me concentré en lo que hacia. Pasaba mis manos sobre mi cabeza para lograr que el agua pase por mi cabello. Masageaba mi cabeza para dejar un camino de agua entre mi pelo, quedó como si estuviera lacio, lleno de agua.. El agua recorría mi cuerpo, como si de caricias se tratase.
Cuando termine de bañarme, tome la toalla y la rodeé por mi cintura. Salí de el baño y camine por el pasillo para dirigirme a mi habitación, de vez en cuando veía a unos de los pocos creepys que conozco. Cuando por fin me topé con mi cuarto, me vestí, me puse una pijama de manzanas negras y manchas blancas. Me hice una cola de caballo a un lado y me recosté en mi cama. Aún tenía ese fantástico presentimiento de que todo iba a salir bien en la mañana.

Don't tell anybody...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora