III. Hasta la muerte

12 2 0
                                    

"Nací sin voz, sin poder decir ninguna palabra para recitar un poema o cantar una canción, solo podía comunicarme con señas. Desde mi niñez no tenía amigos, me molestaban por ser muda, por ser una persona sin voz, a mis padres no les importaba nada sobre mi, solo peleaban hablando de cuantos problemas tienen por tenerme, yo nunca pude recibir ni un poco de amor de nadie.

En mi adolescencia pude enamorarme de alguien que siempre era amable con los demás y conmigo, pero cuando le confesé mis sentimientos hacia él, lo único que escuche de él fue burlas, mis ilusiones se rompieron en pedazos, ya no pude confiar en nadie, ni con mis padres.

Los años pasaron volando, yo trabajaba en una pequeña biblioteca de mi ciudad, al principio era difícil adaptarme, pero eso no me detendrá a mi me gustan muchos libros, sobre todo los que eran de romance, si yo no tenia amor en la vida real, al menos lo puedo buscar en los libros. Todo era normal para mi, la mayoría de clientes que venia sabían el lenguaje de señas, así podía hacer mi trabajo mas fácil y sin dificultades.

Pero las personas que me molestaban anteriormente aparecieron frente a mi, diciendo.

-jajajaja miren esto, si es Angélica la chica sin voz, ¿que haces tu aquí?

-jajaj no le preguntes, no podrá contestarte jajaja- agrego otra persona 

Seguían burlándose, y como siempre estoy en silencio sin poder decir nada, si hago señas seguirán burlándose solo tengo que seguir ignorándolos, así se cansaran y se irán.

-¿Que están haciendo?- hablo una voz gruesa

-¡no es de tu incumbencia imbécil!- dijo un chico

-...... - parece que esta un poco nervioso

-¿que no escuchaste?- se acerco y parece haber notado algo- jajaja pero si es el chico sordo Joel 

Todos ahora lo molestaban, él no podía defenderse ya que no escuchaba nada, y yo no podía  hacer nada porque no podía hablar, pero al verlo me recordaba a mi, así que me acerque y le hable con señas a mis antiguos compañeros para que se vayan, después de burlarse por un largo rato se fueron, dejándome a solas con el chico que no podía oír.

-Gracias- escuche de él y yo con mis manos le dije que no tenía que agradecerme y que me perdonara por este incidente- no tienes que disculparte, ademas no pude hacer nada y me protegiste, tengo que estar agradecido contigo

Desde lo ocurrido, él venia mas seguido a la biblioteca, hablaba con el con señas y era divertido, leíamos libros y aveces paseábamos para comer algo delicioso.

A medida que pasábamos muchos momentos juntos me enamoraba mas de él, decidí decirle mis sentimientos la próxima vez que viniera, decirle que lo amaba pero no lo pude decir. Él nunca vino de nuevo, lo fui a buscar a su casa pero me dijeron que se había mudado, no lo pude soportar, ya no salia a trabajar a la biblioteca, no comía nada, y llegue al punto de enfermarme, mis vecinos me llevaron al hospital y los doctores dijeron que era muy grave mi situación y que lo mas probable es que muera, bueno ya no me importaba nada, los vecinos querían dejarme hospitalizada en el hospital, pero escape no quería pasar los últimos momentos de mi vida en un hospital.

Fui a un lugar alejado de todo, era hermoso la naturaleza era bella y me tranquilizaba, cuando fui a regar las plantas, vi al chico que amaba y que me dejo, corrió hacia llorando, me preguntaba por que estaba así, me abrazo con fuerza diciendo

-perdóname- dijo con sus ojos llorosos- no quería que te pasara esto

Al ver su cara pude ver unas grandes ojeras, piel pálida y me di cuenta que el estaba enfermo, nosotros compartimos el mismo destino, que es la muerte.

Conversamos y pasamos juntos los momentos que no estábamos juntos diciéndonos cuanto nos amábamos, hasta morir los dos, en una casa alejada, tranquila sin que nadie se burle de nuestras diferencias y donde fue el lugar que nuestro amor volvió.               

  


   

"El Amor Duele" Historias cortasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora