Mariposas fugaces

Estrellas

En el amor propio y ajeno hay que encontrar la medida exacta de lo que nuestro corazón añora, corresponde y aguanta; si la persona está demasiado cerca sin ser correspondidos y solo espectadores, tal vez sea asfixiante y nos aplasté si no tomamos la distancia prudente y nos hundimos en fantasías e ilusiones que nunca serán reales, pero si por el contrario no nos movemos y retrocedemos asustados seguro que esa persona nos abandonara en busca del amor que no demostramos, por eso ni que te asfixien ni asfixiar y que no te abandonen por olvidar ni tu olvidar ni abandonar, el interés mutuo siempre será un catalizador de verdadero amor.

MinSeok entendía eso y más, entendía que JongDae pasaba por un dolor latente y que aun después de terminar, el dolor perduraría por un tiempo en el mejor de los casos. MinSeok quería gritar, gritar que JongDae era su amor no correspondido desde la secundaria, estuvo enamorado por tantos años, que aun enterándose de su matrimonio no podía borrar sus fotos juntos porque simplemente no quería olvidar a ese amigo angelical, de labios gatito, dulce voz, ojos amables con el brillo de un sol, y una risa con fuerza de rayos que se colaba hasta en los huesos haciéndoles vibrar de emoción. No quería ahogar a las mariposas en su estómago vivas solo por recuerdos que agonizaron con el tiempo, perdiendo a muchas de ellas y ahora de tan solo reencontrarse de nuevo, un nuevo nido surgió revoloteando, formándose de la profundidad de sus anhelos con alas de colores golpeando fuerte sus adentros y sonando en latidos radiantes. 

Tal vez no fue el mejor reencuentro pero si el mejor momento, lo supo cuando las lágrimas brotaron de los hermosos ojos de JongDae, lágrimas puras e inocentes de un amor traicionero. Solo quería tirar del rostro de JongDae, mirarlo a sus ojos llorosos y proferir mil y un palabras de amor, confesarse sin pensar, solo diciendo cuanto le amaba y lo sabía porque lo único que deseaba era limpiar sus lágrimas, besar sus labios rizados y cantarle lo hermoso que era, lo único, todo lo que había buscado y más y que si lo aceptaba jamás le haría sufrir tal pena de amores cómo ya sufría, le envolvería en su amor, se volvería su mundo tal y como él ya era el suyo... Pero nada de eso podía suceder aún, así que de nuevo callo, había mucho por reparar.

Después de la escena en el baño, JongDae al fin se levanto con ayuda de MinSeok, que por más que evitara mirar el cuerpo desnudo del otro sus ojos lo traicionaban, agradeció que JongDae no le mirara a la cara porque vería el rojo vivo de sus  mejillas y la chispa de lujurias en sus ojos. El hombre dolido no parecía preocupado de estar desnudo frente al otro, de hecho estaba pensativo y se veía débil, moviéndose más por costumbres que por deseo.