❝JiSung, un delicado omega amante de las noches de descontrol, tendrá que renunciar a todo cuando Lee MinHo, un dominante alfa italiano, lo reclama como suyo cuando una manada de alfas cegados por el morbo quiere abusar sexualmente del omega inconsc...
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En silencio, MinHo observaba a su pequeña hija durmiendo plácidamente en su cuna, abrazando aquella almohadita en la que aún quedaban ápices del aroma de JiSung. Ella se veía tan bonita y serena, como un dulce angelito que descansaba en armonía. MinHo sonrió con algo de amargura, y acarició suavemente su mejillita.
—Bebé, es hora de levantarse—susurró, dándole una nueva caricia—. Ali… arriba, bebé—canturreó, comenzando a quitarle aquella almohadita que abrazaba.
Al sacársela, Alaska empezó a removerse con molestia, tanteando con sus manitos en busca de su objeto más preciado. Poco tardo en darse cuanta que ya no lo tenía, así que abrió sus ojos y formó un pucherito antes de echarse a llorar.
MinHo la tomó entre sus brazos tras dejar la almohada sobre las sábanas de la cuna. Alaska rodeó su cuello con sus bracitos, escondiendo su rostro en el hueco que formaba este, tranquilizándose un poco al sentir el aroma de su papá alfa.
Un besito fue plantado entre sus finos cabellito, mientras MinHo caminaba hacia la cama. Allí dejó con cuidado a su hija de veintiún meses para luego quitarle su pijamita, cambiarle el pañal, y vestirla con un conjunto nuevo que su tía SuA le había regalado hacía poco.
Apenas acabó de vestirla, esta gateó sobre la cama con rapidez, yendo directo del lado que solía ser de JiSung. Se trepó hasta la almohada grande, tirándose encima, abrazándola y aspirando hondo.
—Pa—dijo cerrando sus ojitos.
MinHo apretó los labios, reprimiendo las ganas de llorar que le daban siempre que su bebé hacía cositas como esas. Se tragó el nudo que subió por su garganta, y se acercó a aquel lado de la cama, tomando asiento en el borde.
—¿Recuerdas que estuvimos practicando algunos nombres, bebé?—le preguntó MinHo, sonriéndole mientras le acariciaba un pequeño mechón de su cabello.
—Ti—contestó, y luego rió cuando su padre le hizo cosquillitas en su cuello.
—¿De quién es el olor que tanto olfateas? ¿lo recuerdas? Papá…
—Isu.
MinHo rió, revolviéndole el pelo cariñosamente, no pudiendo evitar detener un par de lágrimas que se le escaparon, las cuales se limpió tras sorber sus mocos.
—JiSung—pronunció lento y despacio.
Su bebé abrió y cerró la boca un par de veces, tratando de copiar el movimiento de labios de MinHo.
—Isu… uhm… Jis… Ji-Su… ¡JiSu!—gritó con entusiasmo, dando un saltito de emoción sobre la cama como si lo hubiese logrado. Luego miró con curiosidad a MinHo, quien la observaba con una feliz sonrisa de padre orgulloso—. ¿One ta papá JiSu?
