¿Maldad o Sentido Común?

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Por más que exploré y exploré dentro de mi cabeza, no conseguí explicar muchas reacciones de otras personas a hechos insignificantes que yo no pude adoptar. Cuando ves el mundo desde mis ojos, cualquier hecho que le genere felicidad a otras personas te perjudica, la rabia nace y en vista de que hay muchas cosas que tú mismo no puedes evitar, esa rabia se va acumulando.

Año 2008, no recuerdo el mes, pero si que recuerdo mi primer pensamiento homicida, la rabia acumulada a mis 13 años no era mucha, pero siempre se me enseñó que la justicia debe existir, aunque sea cruel o por mano propia. Mi imaginación me ofrecìa el siguiente escenario:

Era de noche y llovìa lo suficiente como para que el ruido del agua cayendo ocultara mis pasos dentro de la casa de el más presumido, ignorante y grosero compañero de clases que alguien hubiese podido tener y aguantar. Era una casa grande, de 3 pisos, por suerte tenía un patio grande cuya entrada se encontraba solo a una cuadra de mi casa, habìa entrado sin ningùn problema.

Un inconveniente eran sus ruidosos perros, pero nada que dos trozos de carne no hayan solucionado, entrè en la casa trepandome por una ventana de la cocina hasta estar sobre el techo del garaje, desde ahi tuve acceso a uno de los balcones del segundo piso, ya con eso, esa familia estaba a mi merced.

Mi plan inicial era robar, pero supuse que sacar un tv de 41 pulgadas sería demasiado complicado aunque fuese de noche, asì que decidí acabar con todo. Entré en el primer cuarto, ahí dormían los señores García, decidí pasar sin hacer nada aún, ya afuera de ese cuarto bajè las escaleras, mi objetivo, mi querido compañero tenía su habitación justo frente a la calle. Pasè su carto y fui a la cocina, tomé uno de los cuchillos, tenía la suerte de que la señora García fuera chef y tuviera una cocina muy bien dotada.

Acto seguido, di unos golpes en la puerta de mi compañero, y dije su nombre con voz de mujer.

En el preciso momento que el me vió, con su cara de sueño, dirigí el cuchillo hacia delante clavandoselo en el estómago, con mi otra mano le tapé la boca y caminé hacia delante empujándolo hasta que cayera sentado en la cama, lo apuñalé y apuñalè hasta que mi mano dolió, cuando no había más espacio en su vientre, destrocé su pecho y posterior mente di una ùltima puñalada atravezando por completo su cuello.

Había dejado de llover, segunda parte del plan, tomé una olla grande de la cocina y la deje caer en el pasillo, me escondí en el cuarto justo frente a la puerta de mi compañero. El señor García bajaba la escalera usando la linterna de su celular, vio la olla en el suelo y la puerta del cuarto abierta, dijo el nombre de su hijo, pero obviamente no recibió respuesta, se acercó más y más a la trampa...

Cuando existe un hecho que destruye por completo tu concepto de normalidad, aunque estes en peligro, no alcanzas a analizar cual sería la decisión correcta y actuas por instinto, las emociones te ganan, y en este juego, en esta partida donde desgraciadamente yo era el enemigo, el señor García perdió.

En el justo momento que don Garcia vio la sangre en el suelo y a su hijo destrozado sobre su cama, dejo caer el celular, justo antes de que gritara mi mano ya tapaba su boca y el cuchillo de su esposa estaba ya clavado en el lateral de su cuello y abriendose camino entre su piel hasta desgarrarlo por completo, en mis manos pude sentir la vibración de su grito ahogado, ese grito producto de dejarse llevar por una emoción tan insignificante como lo es el amor de padre.

Los pequeños perros de los Garcia comenzaron a ladrar, no había tiempo que perder, fui al piso de arriba y abrí la puerta de golpe, la señora Garcia me oyó, pero en cuanto quiso reaccionar una hoja afilada era clava en su espalda una y otra vez, me detuve solo cuando dejó de respirar.

Fue dificil arrastrar su gordo cuerpo hasta el primer piso junto al de los hombres de su familia, pero lo logré, entonces fui a la cocina, dejé una vela encendida en el cuarto donde estaban los cuerpos y abrí la llave de gas a tope. Entonces me fui de ahí, había hecho justicia, habían tenido lo que se merecían.

En mi imaginación todo era así de sencillo, en mi mente todo problema tiene una única solución, la muerte.

Este es solo el inicio de muchas situaciones que una mente enferma es capaz de crear, y a parte, de recordarte cada día y animarte a hacerlas realidad.

Dentro de Mi Mente Enferma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora