Prólogo:

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— ¿Podemos sobrevivir sin tener realmente fé en la vida?

El pelirrojo ladeó la cabeza hacía la derecha, desviando sus ojos a un costado de la habitación, la silla levemente inclinada, siendo iluminado su rostro apenas por las luces del espejo del tocador brillando de manera tenue, la luz del ambiente se perdía en los rincones.

Él no le prestó atención a la negrura espesa del lugar, sus ojos no debían esforzarse por vislumbrar sus alrededores después de todo, ni siquiera su propio chaleco que se deslizaba de manera suave sobre su hombro, cayendo por éste dejando ver su sudadera blanca así como su perfecta piel expuestos al frío fueron dignos de captar su atención.

La única parte de su cuerpo en moverse por un breve instante fue su brazo, moviéndose perezoso para llevar el cigarrillo entre sus dedos a sus finos labios, expresando por primera vez un gesto pequeño en el precioso rostro del muchacho, el cigarrillo tenía un ligero sabor a humedad pero tampoco tenía ganas de pensar en ello.

El cigarro quedó descansando en sus labios, mientras alzó su mano derecha extendiendola hacía la luz, como buscando alcanzar algo, abriendo sus dedos para observar sus uñas negras, tarareó una melodía inventada. Él estaba analizando la pregunta, meditando si responder honestamente o no.

Luego de unos minutos volvió a tomar el objeto en sus labios, expulsando el humo mientras mantenía su mirada en el techo del lugar, apagó el objeto en su misma palma, suspirando antes de contestar:

— ¿Es que acaso alguien tiene realmente tiene fé en ella? —Inquirió el pelirrojo, su rostro giró para el lado contrario, observando a esa sombra distorsionada que se formaba allí, su expresión se mantuvo aburrida incluso en la escena y continuó hablando con una sonrisa presuntuosa:— Irá, Avaricia, Lujuria, Gula, Pereza, Envidia… —Enumeró, acomodando de manera adecuada su silla para soltar un suspiro cansado, casi como una exclamación hastiada— ¿No sería más adecuado preguntar si alguien alguna vez notó el infierno mismo desatado sobre la tierra?

Estuvo dispuesto a soltar una carcajada a ello. La irregularidad de los pecados que no debían existir: dolores, miserias, angustias, sufrimientos, desamores, engaños, traiciones, adicciones; la razón misma de la depravada existencia de la humanidad.

La mancha brumosa del rincón al fin detuvo sus movimientos, tomando poco a poco una imagen clara, parecía la sombra borrosa de una persona y sonreía, dientes blancos que mostró abriendo lo que supondría era su boca de manera amplía mientras sonaba su ligera risa en la habitación, se perdían en ecos.

Él de igual forma no pudo evitar sonreír, cómplice de ese delicado cruce de ideales supuestos:

— Los humanos pronto serán consumidos por sus pecados,:—admitió, su lengua humedeciendo sus fríos labios— cobardes, incrédulos, abominables, asesinos, inmorales, hechiceros, idólatras y todos los mentirosos, ¡Tendrán su herencia en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda! —Exclamó, una risa histérica saliendo desde el fondo de sus pulmones y la figura al costado se acercó, tomando los hombros del chico, deslizando sus manos por sus brazos desprendiendolo poco a poco de su chaqueta negra.

— Esas no son palabras alentadoras, como se esperaría de la soberbia misma. —Recordó la figura con una voz cantarina.

El pelirrojo detuvo sus movimientos, su expresión nuevamente tiñiendose de inferencia y él le dirigió una mirada gélida, acentuando las sílabas de su siguiente palabra.

— Desaparece. —Ordenó, si la muerte tuviese un sonido sería el de su voz en ese momento, miró con los ojos entrecerrados.

La figura negra se elevó lo que parecieron dos metros de altura del suelo, volviendo a sonreír para desaparecer en una nube de polvo gris al mismo tiempo que la puerta tras su disuelta imagen se abrió, dejando entrar más luz que la que el pelirrojo hubiese querido.

— Disculpe, Nakahara-san... —Mencionó la pelinegra bajo el marco,  que por cuya camiseta dedució era miembro del Staff— Estaremos comenzando en unos minutos. —Informó agachando su vista, a lo que el pelirrojo arqueó una ceja.

Por alguna razón seguía detestando a las personas que lo miraban directamente, cosa que expresó en diversas ocasiones tal vez no de la mejor manera, por ello era que mayormente la gente evitaba hacerlo. De ese modo, con un movimiento de sus hombros desinteresados se puso de pie, guardando sus manos en los bolsillos se sus pantalones cuando la bonita muchacha encendió la luz, dejando ver al chico en su esplendor.

El entrecerró los ojos producto del repentino cambio que tuvo iluminación, haciendo tuviese que usar sus dedos para cubrir levemente estos. La chica aprovechó esa distracción para levantar su rostro, tragando saliva a la imágen del muchacho, como era nueva solo pudo guiarse de sus compañeros hasta ese momento, quienes le habían comentado en innumerables ocasiones que el sujeto era más impresionante en persona, hasta ese momento no creyó que a tal nivel, dejaría hipnotizado a cualquiera que lo observara directamente.

El cantante lucía unos jeans ajustados por bajo una sudadera blanca con según veía otra roja, llevaba un chaleco que caía levemente por su hombro el cual se veía desinteresado de acomodar y unas zapatillas blancas: también tenías accesorios tanto en el cuello como muñequeras y un sombrero levemente de lado, el cual, tampoco debía estar en esa posición; sin mencionar que su hermoso rostro estaba teñido de indiferencia, sus ojos eran frío hielo marcado por el delineador.

Éste la miró repentinamente, los fríos cubos de hielo en estalactitas, soltando un resoplido molesto:

— Iré en un momento. —Él respondió a lo anteriormente dicho, pero al parecer ella no captó las intenciones de sus palabras pues solo asintió de forma lenta. Nuevamente fijó sus ojos enojados en ella:— Lo expresaré mejor; lárgate de aquí. —Exigió con la voz dura, a lo que ella asintió nuevamente, está vez deprisa para salir corriendo.

El pelirrojo suspiró hastiado, rascando su nuca con violencia, estaba harto del mundo mismo casi tanto como de los seres que egoístamente lo habitaban. Miró hacía el costado, fijando sus ojos en el enorme espejo que había en el camerino, observando aquella figura completamente negra con la misma fastidiosa sonrisa de hacía unos momentos y escupió odio al verla, jamás cambiaría esa sonrisa y se resignó a ella con los años.

— Luchar contra mis propios demonios se vuelve cada vez más complicado… —Murmuró, frunciendo el ceño y comenzando a caminar, dispuesto a ignorar cualquier sombra que le pareciera seguirle el paso.

Él tarareaba una canción de forma suave, repasando sus anteriores palabras mientras iba escuchando cada vez más fuerte los gritos emocionados de las personas.

Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.
Apocalipsis 21:8




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Está historia va dedicada con mucho cariño a soraeucliffe  quien es una amiga muy querida, a quien me gusta considerar como mi propia hermana.
Te adoro un montón y espero la disfrutes ♡

Nomás aclaro que ésto también cuenta como regalo de navidad, en fin, otra historia a la lista está vez con una temática bíblica de demonios... Sin portada, momentáneamente, ya tendrá una.

En fin, los quiero y por favor comenten que les pareció hasta ahora (o cuando suba el primer cap que será entre mañana y pasado)

In the domain of the Arcane. (Soukoku, BSD)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora