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𝙌𝙪𝙚 𝙒𝙤𝙣𝙝𝙤 𝙩𝙚 𝙝𝙖𝙜𝙖 𝙪𝙣 𝙖𝙣𝙖𝙡 𝙖𝙥𝙤𝙮𝙖𝙙𝙖 𝙚𝙣 𝙡𝙖 𝙢𝙚𝙨𝙖 𝙙𝙚 𝙡𝙖 𝙘𝙤𝙘𝙞𝙣𝙖

- ¡Amor! - salí corriendo la sala de estar al oír la puerta de la casa cerrarse.

Estaba emocionada de ver a mi novio por fin.

Él y su grupo ya habían vuelto de su tour internacional.

Al llegar hasta donde está él, salté y enredé mis piernas alrededor de su cintura.

- ¿Qué tal el tour? - le di un beso en los labios y me bajé de encima suya.

- Muy bien, ¿Y a ti en el trabajo? - sonrió tiernamente.

- Igual que siempre - le devolví la sonrisa.

- ¿Qué estabas haciendo antes de que yo llegara? - preguntó curioso.

- Iba a empezar a hacer la cena, pero has llegado tú y he salido corriendo para darte la bienvenida - le volví a besar en los labios.

- ¿Puedes seguir haciéndola mientras me ducho? Es que tengo mucha hambre y no he comido nada - hace un puchero y yo asiento sonriente - Gracias - me besa la frente y se va al baño de nuestra habitación.

¿Qué puedo hacer para cenar?
Mmmm...
Algo sencillo y que no me lleve mucho tiempo de cocinar.
¿Ramen?
Sí, ramen está bien.

Me dirijo hacia la cocina lista para hacer el delicioso ramen, y voy sacando los ingredientes correspondientes y ha prepararlo.

Una vez ya listo, lo voy colocando en la mesa de madera de color negro que hay en nuestra cocina y justo cuando termino de preparar la mesa, llega Wonho ya duchado y con su pijama verde oscuro de terciopelo puesto.

¿Cómo podía tener a un novio tan sexy y que le quedara tan malditamente bien el pelo húmedo y con ese pijama puesto?

Nos sentamos en la mesa y empezamos a comernos el ramen recién hecho y calentito.

- ¿Te gusta? - le pregunto y él asiente rápidamente y yo sonrío satisfecha de que le haya gustado.

- Me encanta - agrega -. Pero no más que tú - me guiña el ojo derecho a lo que yo río nerviosa y sonrojada al mismo tiempo por su comentario atrevido.

- No digas eso - le golpeo suavemente el hombro -, ahora por tu culpa estoy así - señalo mi cara sonrojada con el dedo índice y hago un puchero.

- Que adorable - me agarra un cachete y me lo jala.

- ¡No hagas eso! - le golpeo la mano con la que me jalaba el cachete y ríe.

Una vez terminamos de comernos todo el ramen, Wonho se pone a fregar todo lo que hemos ensuciado, mientras que yo limpio la mesa dejándola impecable.

Me subo a la mesa y me quedo allí sentada mientras observo a Wonho fregar.
Observaba como sus músculos se tensaban y se relajaban continuamente.

Unos minutos después Wonho ya había terminado de fregar todos los utensilios y empezamos a secarlos y a guardarlos en su respectivo lugar.

Una vez ya hemos terminado de guardarlos nos vamos al dormitorio para ponerme nuestro pijama y dormir.

Yo no tenía un pijama en sí. O una de dos: o dormía con cualquier ropa aleatoria; o me ponía una de las grandes camisetas de Wonho y uno de mis pantalones de chándal.