Escribir sin sentido es la terapia más sana para el alma, uno plasma en palabras lo que se cruza por la cabeza, tal vez sean proyecciones del alma, o momentos de conciencia del subconsciente,pero ayuda a entender que nos pasa más que pensar, porque a veces no pensamos, sino escuchamos lo más oscuro de nuestra mente. Cómo cuando pensamos en una carta suicida, o imaginamos la situación más románticamente trágica, imaginando e idealizando un final de cuento, pero solo es perfecto cuando lo pensamos, ya que si lo haríamos realidad no tendríamos conciencia para apreciarlo, cayendo en la vulgaridad de no apreciar lo que tenemos y valorar lo inalcanzable.