Los personajes no me pertenecen el talento es de Mizuki e Igarashi
Capítulo: 3 La Viuda
Perspectiva de Candy
Ese hombre estaba presente en mis sueños cada noche cuando me dormía en la bruma de mi mente aparecía él, cuándo yo lo veía corría para alejarme de él, siguiendo mis pasos, rozando con la punta de sus dedos mi largo camisón hasta darme alcance,me tomaba del antebrazo para frenar mi loca carrera y con su voz distorsionada me repetía, aunque duermas con él, llegarás a ser mía. Mi mente se preguntaba quién era ese hombre que nunca podía ver su rostro?
Me despierto agitada empapada en sudor y me doy cuenta que fui presa de una pesadilla. Hoy es el funeral de mi difunto esposo, entra la chica del servicio para auxiliarme en todo lo que necesite y al verme en ese estado de agitación corre a la cocina por un té de tilo para poder calmarme y hacerle frente con dignidad al momento que está por venir, sé que hoy me enfrentaré a todos ellos, se de sobra qué me odian, pero con las pocas fuerzas que me quedan le plantaré cara a esta situación, él ya no está a mi lado para protegerme, volví a quedarme sola cómo cuándo mis padres me abandonaron en el hogar. Me queda sólo su recuerdo del gran amor que vivimos me hubiera gustado que William siguiera vivo a mi lado, haberle podido dar hijos, ese fue uno de mis mayores anhelos ser madre y ya no podrá ser él no está, se fue para siempre y mi alma con él, pero hoy más que nunca necesito estar entera por mi, por él por nuestro amor. Aunque muchos duden de ese sentimiento que nació entre nosotros. Aunque crean que el amor entre un hombre y una chica joven es cuestionable yo viviré para honrar su memoria, se lo que ellos piensan, se cómo actúan sobre todo su hijo y su hermana, mis enemigos más acérrimos. Pueden pensar lo que quieran de mí y no me importa se lo dejé bien claro a mí difunto esposo antes de morir, no quiero nada a nombre mio, nada que provenga de la fortuna Andrew, para que no le den a la lengua diciendo que me aproveche de él para quedarme con parte de su riqueza, no es así lo único que poseo es mi departamento de soltera que me compré haciendo un préstamo a un banco y pagándolo con el sudor de mi frente.
Luego de prepararme para el servicio fúnebre el chófer pasa por mí, la familia Andrew va llegando de poco, cómo viuda se me concede un lugar en primera fila en la pequeña capilla que los Andrew poseen en Lakewood. Estoy de pie al lado del féretro de mi marido permanezco con los ojos cerrados durante todo el servicio elevando una humilde plegaria por el eterno descanso de su alma, sólo yo sé lo que siento por dentro el mundo se desmoronó a mí alrededor, mis madres y los chicos del hogar también han venido acompañarme en este día tan sentido tan triste para mi, después de bajar el ataúd a la fosa pongo un ramo de rosas rojas sobre el cajón en memoria de las primeras flores que mi amado William me regaló, todos y cada uno se van despidiendo marchándose. Me quedo sola a llorar mi dolor, mi pena, la tristeza que me embarga es enorme aún así debo ser fuerte estoy perdida en mis pensamientos derramando mi alma en cada lágrima aunque el llanto es silencioso entonces siento una mano que se posa en mi hombro
_ Lo siento mucho
No puedo creer que sea él, al no verlo entre los familiares pensé que no había venido, pero al darme la vuelta para enfrentarlo veo su auto parado a una larga distancia con su secretario su mano derecha haciendo las veces de chófer y esperándolo.Se nota que ha llorado que sufre, sus ojos están rojos y grandes ojeras lo surcan, Me mira y me ofrece su pañuelo para secar mis lágrimas.
_ Si te sirve de consuelo, quiero decirte que estoy arrepentido de haberme alejado de mi padre todo este tiempo, es un tiempo que me perdí para siempre, que ya no podré recuperar yo también sufro mi dolor aunque no lo creas.
No sé si es verdad o no, lo único que sé es que el dolor me está matando por dentro, quiero poder gritar poder desahogarme y sacar todo cuánto me está haciendo sentir mal. Me gustaría que el tiempo pase y poder olvidar esta pesadilla que estoy viviendo, y que sólo quede el recuerdo de un gran amor en mi memoria, tomo su pañuelo con mis manos temblorosas seco una lágrima que corre por mi mejilla se lo devuelvo y comienzo a caminar despacio por el cementerio hasta dónde está el auto que me espera para llevarme a la mansión, se que él me observa, cuando se acercó hablarme yo no pude responderle una palabra porque la congoja me embarga, ahora sentada en el asiento de atrás miro el espejo retrovisor que me devuelve la figura de un hombre que mirá el auto en que me voy, luego su imagen se pierde a lo lejos entre la polvareda que provoca la marcha del auto, y yo vuelvo a mi antigua actitud taciturna.
Cuando llego tengo que lidiar con el protocolo establecido aceptar el saludo de los allegados de la familia y sus socios aunque no tenga ganas de estar ahí, aunque mi mente en ese momento se quedó en esa tumba, sólo asiento con la cabeza los saludos de pésame de todos y cada uno de los presentes por supuesto que la hermana de mi difunto marido está a mi lado poniendo su mejor cara para pasar este trance.
Cuando todos se van, al fin la casa queda en silencio pero ese silencio es más perturbador que todo el murmullo que hacía la gente hace un momento, comienzo a caminar escaleras arriba a nuestra habitación y lo busco con la mirada empañada de lágrimas y mi paso vacilante, lo busco si en cada rincón en cada habitación de la casa y William no está, corro a mí cama a llorar a gritar a ser yo a sacar para afuera todo lo que la señora Andrew no pudo sacar en público, pero ésta no es ella ésta soy yo, soy Candy White y volveré a levantarme de mis cenizas.
Perspectiva de Albert
Llegué dos días antes de la fecha que está prevista para el funeral de mi padre, pero permanecí en Chicago, no me animaba a ir Lakewood es más, no sé si podré ir al servicio que se va ofrecer antes del sepelio, lo único de lo que estoy seguro es del arrepentimiento que corroe mis huesos y mi alma por ese tiempo perdido que jamás volverá. Que me importaba a mí sí mi padre se casaba con una mujer mucho más joven que él? No lo sé, hasta ahora me lo cuestiono pero no encuentro respuesta a eso, simplemente se qué me molestó y me molesta es la única espina que se clava en mi corazón, pero el dolor de perder definitivamente a mi padre es más fuerte que todas las espinas del mundo. Mi padre un hombre íntegro, que supo honrar la memoria de mi Mamá que lo dio todo por nosotros,¿ por qué padre mío?¿ porqué me aleje de tí?, elegí el camino más fácil, el de la retirada no podía verlo a mí papá con esa mujer, ella según tengo entendido le trajo paz y tranquilidad a su vida, pero trajo tormenta y desasosiego a mí familia, ella vino a complicarlo todo, a separarnos, a dividir y yo, yo me quedé tan sólo que ni siquiera quise escucharte papá, jamás me tomé la molestia en todos estos años de acercarme a conocer a tu esposa, saber qué clase de mujer era, en fin se que soy el único culpable de todo eso.
Hoy es el día en que toda mi familia y allegados despiden a mi padre, hoy mi vida cambia para siempre hoy soy el patriarca de ésta familia, decidí no acercarme y vivir ese duelo de lejos, mientras todos están unidos reconfortandose unos a otros yo estoy sólo con la única persona que siempre me ayuda en mi trabajo, George que se para a mi lado en un mutismo que es como si no existiera, sólo advierto su presencia por su hondo suspiro. Cuando todos se han ido tomó la decisión de acercarme a ella, quiera o no es la viuda de mi padre y la vengo observando desde hace un buen rato, pero ella no nota que yo estoy atrás mirando de lejos, cuando me acerco pongo mi mano sobre su hombro le digo que lo siento y pocas palabras más. Ella por toda respuesta gira sobre sus talones y me mira con los ojos más verdes que yo jamás vi, obvio que su color de ojos es más intenso por su llanto, le ofrezco un pañuelo que acepta con manos temblorosas secando una lágrima que corre por su mejilla y me lo devuelve, luego sigue su camino hacia el auto que la está esperando. Y yo me quedo ahí clavado en el piso, luego me dirijo hacia la tumba de mi padre, donde me arrodillo y hundo mis manos en la tierra recién puesta lloro amargamente, ni todos los caballos del mundo podrían tirar con el pesar de mi arrepentimiento.