Navidad

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Sabía que era un error el haber ido a ese lugar, por ello aún permanecía afuera, contemplando la casa en una lucha campal interna. Lo cierto era que necesitaba conseguir un poco de felicidad para seguir, necesitaba de sus amigos, olvidar un poco su tristeza, y quería pensar que por ese hecho había llegado hasta ahí, además era navidad. Rezaba al cielo que él no se encontrara ahí, aunque una parte de ella sabía que la probabilidad de que fuera así era muy pequeña.

Tonks caminó por la vereda que llevaba a la madriguera, envuelta en su capa de viaje. El paisaje estaba hermoso, cubierto de nieve, alzó la vista al cielo, los copos chocaban contra su piel, quemaban...

Recordaba que cuando era una niña pequeña esperaba la navidad con ansias, le encantaba salir a su jardín y hacer angelitos de nieve, adornar la casa con su mamá, abrir regalos, pero el día había llegado y ella no sentía ni una pizca de júbilo, más bien se estaba convirtiendo en un día triste. Extrañaba a Remus, las charlas con él, su caballerosidad espontánea, sus ojos azules. Le hubiera encantado pasar la navidad al lado de él, intentar cocinarle algo o que el la ayudara para que no quemara la casa, pero esos sueños locos se reducían eso, sólo sueños.

Oyó unos pasos a lo lejos, alguien se acercaba a ella... De pronto supo que sus oraciones habían sido en vano. Vislumbró la silueta de Remus por el sendero y tuvo unas ganas enormes de esfumarse ahí mismo, si la maleza no hubiera desaparecido a causa de la nieve seguramente habría corrido a esconderse entre ella.

Lupin se quedó sin aliento conteniendo el impulso de darse la vuelta, tal vez lo mejor hubiera sido quedarse adentro a presenciar el espectáculo sobre Percy, maldita había sido la hora en que decidió que lo mejor era caminar por la nieve para despejar sus ideas.

Ambos se pararon al encontrarse en el camino. Se miraron a los ojos y un extraño silencio incómodo apareció entre los dos. Lupin no sabía cuánto más podría sostenerle la mirada, los ojos de Tonks lucían tristes y lo miraban acusadoramente.

—Creo que no es buena idea que entres en este momento —se atrevió a decir él.

—¿Sucede algo? —preguntó ella con preocupación.

—Percy acaba de llegar acompañando al Ministro, de hecho solo han venido a ver a Harry, pero ya te imaginarás la conmoción.

—Pobre Molly, seguro que no la está pasando nada bien.

El silenció volvió. Tonks miraba al piso, jugaba la nieve con su pie y Lupin parecía querer estudiar los copos uno por uno.

—¿Co-como has estado Remus? —dijo ella rompiendo el momento

—Pues no me quejo, en casa ¿Qué podría hacer un hombre sin empleo como yo? Y he visitado a los Weasley un poco... ¿Y tú? ¿Cómo has estado? —

Se sintió estúpido en ese momento, la simple pregunta pareció una ofensa para Tonks, pues la respuesta estaba en su aspecto.

—No tenías ni que preguntar Remus, pero si realmente quieres saber, no he estado tan bien como tu... —dijo algo molesta

—Harry me comentó lo de tu Patronus... —Lupin no sabía si ese comentario iba a mejorar o empeorar las cosas, pero de todas formas ya se le había escapado de la boca. —sé que lo de Sirius te afectó pero...

—Vamos Remus no me hagas reír, no metas a mi tío en esto, resulta que mi Patronus ahora es un hombre lobo, así que dime ¿Qué tanta culpa tiene Sirius en esto?

Las sospechas de Lupin estaban confirmadas.

—Perdona...

—Déjalo, no importa —contestó ella fingiendo indiferencia.

—Tonks yo... te he echado de menos. —dijo aquello sin querer.

El rostro se le iluminó, aunque la confusión reinaba en su interior. ¿De verdad Remus acaba de decir eso?

—Disculpa no debí decir eso...

—Me hace feliz... —ella mostró su entrañable sonrisa. Y él estuvo a punto de doblegarse.

—Debo irme —dijo él tratando de evitar lo que ya veía venir...

—Remus... dime ¿Qué has pensado todo este tiempo? ¿En verdad no... no podemos...?

—Tonks... —su tono se suavizó. — Discúlpame si te hice pensar algo con mi comentario, no era mi intención. Sabes que no podemos, no debemos estar juntos, ya te lo he dicho.

—Ya vas con eso de nuevo... —ella suspiró. —¿Quién dice que no podemos intentarlo? Dime, Remus sé que sientes lo mismo que yo, ¿Por qué eres tan necio? Ambos no la estamos pasando bien.

Era verdad, ninguno estaba bien, pero él lo ocultaba mejor que ella.

—Es mejor así, sé que ahora nos duele pero es lo mejor para los dos...

Era increíble aquel hombre. Tonks sintió como las orejas se le calentaban y de haber tenido sus poderes en normalidad seguramente habrían cambiado de forma.

—No Remus, será lo mejor para ti, porque prefieres rendirte, pero no es lo mejor para mí, no lo digas como si me hicieras un bien.

—Discúlpame, tengo que irme —Dijo él evitando tener que seguir la pelea... Se detuvo al recordar la fecha que era... —Feliz Navidad...

—Feliz... Navidad —susurró imperceptiblemente ¿Y qué tenían de felices?

No quería mirarla a los ojos, así que pasó al lado de ella sin más y se alejó lo más pronto que pudo, aunque el hecho era tonto, sabía perfectamente que a pesar de que Tonks estaba en desacuerdo con esa decisión, lo respetaba y de ninguna forma saldría huyendo tras de él, aunque a veces él desease lo contrario.

Tonks se quedó parada ahí apretando los puños, hubiera querido correr en dirección al hombre lobo, pero ya estaba acostumbrada a contenerse, no tenía caso él se mantenía firme en su dedición. Aunque si no quería nada... ¿Por qué le decía que la extrañaba y después salía huyendo como siempre? Eso le hacía daño.

La chica dio media vuelta y caminó un poco, definitivamente no podía entrar a la madriguera hecha un mar de lágrimas. Se oyó un ¡Crack! Y las huellas de sus zapatos dejaron de dibujarse en la nieve cuando ella desapareció.

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