En él condado de Redmond los olores putrefactos de cadaveres han empezando a salir. Nadie se salva de tener un pasado limpio todos tienen secretos que estan apunto de empezar a consumirlos. Un grupo de chicos no se librará de ser consumido por ellos...
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El olor de césped recién cortado es uno de mis aromas favoritos de esta vida, me produce paz y tranquilidad. Hace algunos pocos minutos atrás lo había terminado de cortar, la podadora ya estaba en el garage. Solo me quede contemplando mi vecindario sentada en los escalones con la frente sudada.
Todo se miraba tranquilo.
Adonis se había ido algunas horas atrás, dijo que volvería y no mintió cuando su automóvil estaciono frente a mi casa una sonrisa cálida tiro de mis labios.
—Pudiste decirme— reclamo
Se había percatado de la peculiar fragancia de hierba cortada recientemente de la tarde de hoy.
—Me gusta hacerlo por mí misma— me levanta.
Palmee mis manos y las metí a mi bolsillos traseros del pantalón.
—quiero llevarte a un lugar—cambio de tema
— ¿A dónde?
— ¿Has jugado Bolos?—pregunto con curiosidad.
—No, jamás en mi vida.
— hoy iremos a jugar nena.
— ¡Oh por dios!— exclame con voz alta— ¿es nuestra segunda cita? ¿O algo así?
Adonis sonrió y el pequeño adorable hoyuelo se marcó en su perfecto rostro.
— ¿No quieres una?
—Si—interrumpí— claro que quiero.
Cruce mis brazos en su cuello. Levante la cara para mirarlo y sonreí como tonta enamorada
— Gracias— con las mejillas teñidas de vergüenza confesé — es la primera vez que tengo una segunda.
Adonis Godfrey, es el mejor novio del mundo, el titulo no le quedaba corto en absolutamente nada.
Acaricio mi mejilla con sus nudillos, cerré los ojos disfrutando el contacto de su caricia amorosa.
—igual la mía — susurro— no sé qué tanto se hace en una, menos en una segunda pero esperó te guste.
—todo lo que venga de ti me gusta— mis palabras tenían una doble intención.
