Un campo lleno de flores de todo los colores y aromas es todo lo que veo cada vez que cierro los ojos, una brisa lenta me acaricia el cuerpo, el sol me baña en sus rayos y las nubes me dan consuelo sobre una preocupación inexistente.
Cada vez que cierro mis ojos viajo a un lugar hermoso, en donde todo es tranquilo y no hay problema alguno, donde puedo sentir la felicidad absoluta, y no los gritos, los golpes y los insultos que me esperan en la cruda realidad.
Y tengo miedo.
Miedo de abrir los ojos y vivir la vida, de volver a ser la misma persona insignificante para los demás, y no el héroe de la historia, de mi historia.
Miedo de volver con esas personas, que solo me provocan dolor y agonía, todo lo contrario a lo que siento al cerrar los ojos.
Si tan solo pudiera cerrar los ojos y no volver a abrirlos, si tan solo pudiera vivir en ese mundo.
Tal vez ya no tendría miedo de vivir.