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Cuando era niño, Jason odiaba los truenos

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Cuando era niño, Jason odiaba los truenos. Corría a la habitación de su madre, y cuando se quedó en compañía de Bruce, hacía lo mismo y se acurrucaba en su caja torácica, y de alguna manera no se asfixiaba allí. Cuando estuvo viviendo solo por bastante tiempo, en las calles, se ocultaba bajo cajas, basureros y puentes, sin poder dormir.

Con el paso de los años Jason pensó que ese infantil temor acabaría. Pero estaba muy equivocado.





En el departamento donde vivía con Slade, actualmente, se estaba escondiendo debajo de la cama. Se sintió tan humillado por sí mismo. De repente se escuchó un fuerte estallido que hizo que golpeara su cabeza con las tablas que sostenían el colchón. Le impresionaba el creer que el techo se iba a derrumbar sobre él. O alguna ventana acabaría quebrándose, dejando ingresar el viento, la lluvia y los truenos.

Jason salió lentamente, solo para echar un vistazo al reloj sobre el mueble del dormitorio.

Eran las cuatro de la madrugada.

—Puta mierda...

Su pareja volvería a casa en un par de minutos. Slade sabía que él le tenía miedo a los truenos. Y en realidad, el hombre lo encontró bastante divertido. Una vez, durante una tormenta eléctrica, Jason se negó a salir del baño y tuvo que taparse los oídos del sonido. El albino se había reído. Al punto de mentirle, diciendo que la tormenta había terminado; justo cuando Jason salió lentamente del baño sus oídos retumbaron junto a un fuerte estruendo. Corrió de regreso al interior, golpeándose la cabeza con el inodoro.

El azabache amenazó con irse de su lado sí lo hacía de nuevo.

Eres un pequeño bribón, uno muy lindo, le dijo el anciano.

Se escuchó otro trueno que hizo que el joven gritara. Se acurrucó en una bola, balanceándose de un lado a otro. Luego de eso escucho un pequeño "miau" y pequeños pasos deslizándose por el suelo. Su gato, John Wayne (una broma personal entre los dos). El minino tenía un abrigo de color gris con pelaje que sobresalía de manera desigual. Su pareja bromeaba diciendo que cada vez que estaba solo en casa, siempre podía pensar que su gato era él. Y él le dijo que no le gustaba la zoofilia.

John maulló, metiéndose debajo de la cama fácilmente. Ronroneó, rodando sobre su espalda, pidiendo ser acariciado. La cabeza de Jason descansaba en el suelo, y sin miedo alguno acarició suavemente el pelaje del felino. Otro trueno retumbó, Jason se encogió en sí mismo y el gato rápidamente se puso de pie y salió corriendo hacia otra habitación.

Escucho que se abría la puerta, y las fuertes pisadas se lo hicieron saber: Slade estaba en casa.

—Mierda, mierda, mierda. —Murmuró, pensando en una excusa que decir. ¡Pero no podía salir! Otro trueno retumbó una vez más, con el menor sacudiéndose en réplica.

—¿Jay? Estoy en casa. —El hombre lo llamó, dejando caer las llaves en un mostrador cercano. Vio a John Wayne, que se puso de pie sobre sus patas traseras y araño suavemente la tela de su pantalón. Eso le valió una palmada en la cabeza con cariño — ¿Jason? —Volvió a aclamar.

Por lo general, el azabache corría directamente hacia él y le daba un gran abrazo. Él recibiría un beso en la parte superior de su cabeza como recompensa. Esta vez, fue extraño, causando que Slade se preocupara.

— ¿Estás ahí? —Cuestionó.

Ninguna respuesta.

Jason oyó pasos acercándose a la habitación — ¿Cariño? ¿A dónde fuiste? —El chico quería gritarle. ¡Él sabía dónde estaba!, pero en cambio comenzó a jugar.

Revisó los armarios, debajo del escritorio y finalmente debajo de la cama.

Slade comenzó a reír mientras Jason se cubría el rostro, avergonzado.

—Oh, Dios mío, cállate.

—Eres demasiado lindo para mis estándares. Te ves como un gato, escondiéndose de su dueño. —Se estaba burlando de él —Quien te viera así, no creería que eres un gran asesino.

—Vete... —Se estaba comenzando a ofender por eso.

—Vamos, cariño. —Se arrastró hacia abajo y rodeó la cintura del menor con sus manos. Jason comenzó a retorcerse, agitándose y pateando las piernas. Finalmente, Slade lo sacó a la luz, pero los retorcimientos no se detuvieron.

— ¡Déjame viejo bastardo! —Este no le hizo caso, es más, forzó el agarre hasta cansarlo.

— ¿Ya? Tu resistencia es muy baja. Debemos trabajar en eso. —Chasqueó su lengua tres veces. Dio la vuelta al cuerpo más pequeño para que los dos se vieran cara a cara. Lo sostuvo en alto, agarrando sus caderas con fuerza. Las piernas de Jason se envolvieron alrededor de su cintura y le rodeo el cuello con los brazos. Terminando por enterrar su cara en el hueco de su hombro.

Pero un relámpago y un trueno iluminaron la oscuridad, con Jason prácticamente agitándose. Escuchó y sintió la risa retumbante de su novio.

El hombre mayor bajó al más joven pero no soltó su agarre. Tampoco el otro.

Básicamente, los dos se besaron por un tiempo hasta que la resistencia los venció. Se alejaron, con Jason jadeando mientras Slade lo miraba, divertido. Tenía una sonrisa arrogante y devoradora de mierda en la cara.

—Hijo de puta...

—Adorable. —Le dio un beso en la mejilla.

—Estoy cansado...

— ¿En serio? No me sorprende. —Se rió entre dientes.

De inmediato fue llevando a la cama, en compañía, y gracias a ello consiguió dormir. Slade se sentó en el borde de la cama, admirando el rostro del menor. Cicatrices, piel reseca y aquella enorme "J" que estropeaba lo que era un rostro bastante atractivo y masculino. Bruce y el Joker realmente habían hecho a perder una joya en bruto, que él se encargaría de pulir hasta el momento de la verdad.

Jason era suyo. Ahora y siempre.

Escuchó un maullido desde el costado.

¿El gato los había visto besarse?

Fin.

Fin

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❝ Bajo la tormenta ⌜ ᴅᴄ - sʟᴀᴅᴇᴊᴀʏ ⌟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora