Capítulo 2. Cuidados para la Kitten

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Sus ojos se abrieron de par en par viendo lo primero una capa de techo blanco

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Sus ojos se abrieron de par en par viendo lo primero una capa de techo blanco. No era un sueño. Fue real. La joven ___ aún no creía que estuviese en ese apartamento y conviviendo con un hombre casi peligroso a la vista de cualquier ser humano. Oh, claro, se acordó del contrato y la firma. Sus mejillas se tornaron de color carmesí al recordarlo. ¿Cómo podía ser que ese hombre quisiera estar con ella? Seguramente que ya él estaba preparado. Debía levantarse cuanto antes porque no le gustaría que se enfadase. Se levantó de aquella cama tan cálida y que había echado de menos durante esos tres años. Sus cabellos no estaban enredados y no se sentía sucia.

Pero aún olía un poco a basura. Juraría haber visto un frasco de perfume. La chica no creía que ese hombre hubiera preparado todo esto ante su llegada. Era como si la hubiera espiado. No. Negó la cabeza con bastante fuerza no queriendo pensar en eso. Abrió las puertas del armario para ver la ropa. Todas eran preciosas. Quería probárselas y a ver como le quedaban. ¿Pero serán de su talla? Buscó la etiqueta y decía que era talla única. Vamos, si no encontraba a una chica flaca, encontraría a una como ella. Su cerebro se activó al recordar que dijo que iban a salir. Entonces iba seleccionando ropa que no destacase mucho. Unos pantalones rectos de color azul con un estampado de puntos blancos pequeños. Y una camisa negra lisa que era muy simple. Luego unos calcetines cortos junto con unas playeras negras.

Se miró al espejo y sentía diferente con esa ropa. Se veía bien. No pensaba maquillarse el rostro porque ningún hombre se fijaría en ella. Bien, estaba lista para salir de la habitación. Tomó aire primero antes de tomar el pomo de la puerta y abrir lentamente. Su instinto le pidió que asomara la cabeza por si estaba ahí y no fue así. Pero un olor inusual inundó sus fosas nasales. El hambre se apoderó de ella que, inconscientemente, caminaba en dirección a la cocina. Ahí estaba Lucci, como era su nombre, preparando el desayuno con suma tranquilidad. Cierto, en el contrato decía que él se encargaba de la comida. ¿Qué estará haciendo? Sintió mucha intriga por saberlo.

Echó un vistazo a su entorno y vio la mesa con dos platos, cubiertos, dos vasos y una jarra de zumo de naranja. No estaba segura si sentarse o que. Solo esperó unos segundos para que él se diera la vuelta. Aunque aprovechó ese momento para mirarlo detalladamente. Esa camiseta blanca lisa le quedaba demasiado bien junto con esos pantalones de vestir. Tenía la sospecha de que le encantaba vestirse así. Declarándose un hombre apuesto, caballeroso y varonil. Pero detrás de todo eso, habrá un demonio. Lucci se dio la vuelta encontrándose con los ojos (c/o) de ___. Cierta incomodidad se creó en el ambiente. Ninguno dijo nada. Solo se quedó observando la ropa que llevaba puesto.

¿Había puesto una cara de desagrado o eran cosas suyas? Portaba un plato en su mano con crepes. Se le hizo boca agua al ver esa comida que hacía años que no probaba. Él lo colocó sobre la mesa e indicó con la cabeza que se sentase, a lo que le hizo caso. En ningún momento levantó la cabeza por pura vergüenza. Se limitó a sentarse mirando solamente al platillo. Él iba repartiendo, dejándola a ella con dos trozos bastante grandes. Pero Lucci no se sentó aún. Primero, fue de nuevo a la cocina para abrir una de las estanterías para buscar el ingrediente especial. Un bote de Nutella. Abrió un cajón para coger una cuchara pequeña y así poder repartirlo sin ningún problema.

Daddy and Kitten (Rob Lucci x Chubby Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora