365 Días En Un Manicomio

𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝙸𝙸𝙸: 𝚄𝚗 𝚊𝚗𝚐𝚎𝚕 𝚙𝚎𝚛𝚍𝚒𝚍𝚘

Park Soo

Caminando por el gran bosque sin rumbo alguno, entre grandes pinos y pequeñas plantas, quien hubiera imaginado que la tierna e inofensiva Soo se convertiría en un monstruo... O bueno eso comentaba la gente de su alrededor

Nadie creía y nadie aseguraba que ella pudiera hacer todas esas "atrocidades" "sus familiares" inclusive "sus amigos" ya no la reconocían y poco a poco ella se fue quedando sola, era como si un demonio se hubiera apoderado de su cuerpo haciendo que su alma se la hayan arrebatado y en vez de ser Soo ser un demonio... Lastimosamente la gente inventaba cada cosa y muchos "inocentes" o más bien personas con la mente cerrada caen en su trampa, la mayoria de su pueblo pensaba que Soo había hecho un pacto con el diablo o un ritual satánico y que desde entonces ella empezó actuar de manera extraña y que tuviera comportamientos raros

Pero nadie llegó a una canclusion coherente y lo "correcto" era llevarla con un exorcista si efectivamente era una estupidez sumamente grande pero la iglesia se negó y que mejor dejaran a Soo tranquila pero ¿y los familiares de Soo? Ella era huérfana jamás conoció a sus padres la dejaron en la entrada del pequeño pueblo hasta que una señora se hizo cargo de ella, a pesar de la mala fama que tenía no le importaba en los más mínimo ya que su prioridad era la pequeña niña de piel pálida, Soo tampoco tenía amigos con los cuales jugar ya que algunos no querían ser amigos de una "loca" así que ella invento a sus propios amigos y a su propia familia

Hasta que un día la pequeña Soo se fue a jugar al bosque pero con forme más se adentraba y mirando a su alrededor con una sonrisa en su pequeño rostro pensando que el bosque era su castillo y que pronto sería salvada por un príncipe... hasta que su mundo se cayó y viendo la cruda realidad ya no pudo recordar el camino a casa, fueron muchos días de búsqueda pero no hubo rastro de ella, muchos pensaban que se la habían comido los cocodrilos y que su cuerpo se había quedado estancado en el grande y profundo río, a nadie en el pueblo le importo en lo mas mínimo lo que le pasara a Soo una niña de doce años que desde esa edad tenía no una si no dos enfermedades mentales que jugaba con su mente creyendo que todo lo que ella imaginaba era la realidad, la gente era muy cruel con ella ¿quien hubiera imaginado eso? Lastimosamente habían pasado alrededor de ocho años desde la última vez que volvieron a ver a la pequeña Soo

[...]

El aire golpeando su fino rostro, sus ojos mirando hacía el gran cielo azul, mientras estaba dando vueltas por su hermoso castillo blanco hasta que se detuvo y miró una pequeña luz azul comenzó a caminar hacía donde le indicaba la luz, cualquiera que la viera caminar de esa forma pensaría que estaba perdida mientras que ella metida en su pequeño mundo mágico donde no podras ser lastimado, donde no hay maldad alguna, donde las personas son hechas de galleta y donde las nubes son de algodón un mundo donde ella podía ser feliz, donde ella tenía una familia y amigos que la querían, muchos pensarían que lo que Soo ve no es de un problema mental si no de su propia imaginación al no tener a nadie

Tal ves tengan razón... O no

-¿A dónde me llevas? ¿Es otro castillo mágico? ¿Voy a conocer a la reina? ¡Oye! Es de mala educación no contestarle a las personas

Soo continuó haciendo preguntas a la pequeña luz azul pero nunca tuvo respuesta alguna, la luz se detuvo y Soo se acercó para agarrarla y poder agradecerle pero al momento de ella querer agarrarla la luz se desvaneció escuchando a lo lejos un sonido peculiar como si le estuvieran pitando, pero si estaba en los pasillos de un gran castillo como para escuchar un sonido así eso no era normal ¿verdad? Entonces ¿por qué ahora veía todo negro? ¿Por qué se escuchaba reclamos por parte de una mujer? ¿Era la reina? Las dudas retumbaban en su cabeza pero por más que ella quisiera abrir los ojos estos no se abrían