Todo parecía estar escrito, hecho a la medida, en el tiempo y lugar exactos. Luego de una gran tormenta, llegó el sol, y junto a él una razón para abrazar al destino.
La tormenta tomaba una nueva forma, y el futuro era poesía.
Uno, dos, tres días y cada avance parecían años, una historia hecha para encajar.
Manos abiertas, nervios y sonrisas, momentos y canciones, poesía y significado, todo listo, todo hecho, todo escrito para cumplir un destino.
Estaba escrito y sellado, el mundo, su mundo debía construirse para aceptar por fin su destino. Y con el alma en medio de un baile, descubrió que no era más que ser feliz.