7. Lies

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Hoy es mi primer día como empleada de medio tiempo en Amai Café, y la verdad preferiría estar en mi casa usando mi mameluco de Tigger mientras leo una manga o veo un dorama con un enorme tazón de palomitas cubiertas con un montón de salsa catsup pero..., la vida no es así de simple y si quiero ir a Taime debo esforzarme un poco más, aunque el trabajo en si no es el problema más bien mi frustración tiene que ver con cierta persona alias "el jefe".

Tarde en la noche la lluvia cae y con mis recuerdos te traigo de regreso. Me prometí a mí mismo que podría vivir sin ti, pero no puedo evitarlo.

¿Qué voy a hacer? Es decir Sergio va a ser mi jefe, aunque siempre he fantaseado con tener un jefe guapo y sexi. Pero solo de pensar que veré todos los días esos ojos azules mi corazón se vuelve un poco extraño, hay no, creo que me he sonrojado y ni siquiera lo tengo enfrente. Oh no, trágame tierra y escupeme en Corea (de preferencia en los brazos de Top).

―Sé que puede ser intimidante el primer día pero no pensarás quedarte todo el día ahí hablando sola ¿o sí? ―salto al escuchar su voz, recargado en la pared un chico rubio le da una calada a su cigarro.

―Yo. Sólo. Estaba... ―el chico me observa con humor―. Lindo día no te parece ―hay An... El rubio ríe y acorta la distancia entre nosotros, es bastante más alto que yo. Le da otra calada a su cigarro y se inclina hacia mí, su rostro está demasiado cerca pero no me muevo de hecho creo que ni siquiera respiro. Ninguno de los dos aparta la mirada cuando apaga el cigarro en el cenicero que está a mi lado. Una sonrisa torcida aparece en sus labios ladea el rostro y su respiración roza mi mejilla.

―Sí, lindo día Andrea.

Lo empujo lejos de mí, él levanta las manos a modo de paz. ― ¿C-Cómo sabes mi nombre?

―El "sexi jefe" ―hace comillas con sus manos y siento mis mejillas arder ―me lo dijo, y por cierto te está esperando ―hace un ademán con la cabeza para que entre.

Asiento, y como si fuera un robot doy media vuelta. Subo los dos escalones con el rubio siguiéndome. ―Es la puerta café al final del pasillo ―lo veo ponerse un delantal marrón sobre su camisa negra con el logo de Amai Café de un lado y del otro su nombre: Ángel.

Muerdo mi labio ―lo de hace rato... solo estaba bromeando.

―Por supuesto.

―Yo respeto a nuestro jefe.

―Bien por ti preciosa ―me guiñe un ojo antes de desaparecer tras la puerta que por el sonido parece dar a la barra. Que tipo tan raro, lo mejor será mantenerme alejada de él.


Respiro profundo varias veces antes de tocar. Al segundo golpe lo escucho decir: ―Adelante ―su voz provoca un hormigueo en mi estómago. Intento calmarme, respiro profundo antes de entrar.

Los rayos de sol iluminan la pequeña oficina dándole un aspecto cálido y pacífico. Sergio está sentado detrás del escritorio con las mangas de la camisa negra remangadas casi hasta los codos. Su concentración al leer los documentos es tal que una fina línea se forma en su frente. Podría pasar todo el día aquí solo mirándolo. Apenas levanta la mirada una sexi sonrisa aparece en sus labios ― ¡Hola Andrea!

Me estoy volviendo loco pensando en ti. Te echo de menos, pero no puedo verte.

Parpadeo un par de veces antes de desviar la mirada, es tan fácil perderme en él ―Eh, h-hola.

Después de unos segundos que bien podrían haber sido horas Sergio rompe el silencio ―toma asiento por favor.

―C-Claro.

Vip es BigbangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora