— ¿Me habéis escuchado, anormales? —Gritó Conway alterado.— Es la milésima vez que viene a quejarse un civil de que lo insultáis, ¡dejad hacer eso, sois policías!
Horacio mantenía su mirada fija en algún lugar del despacho, sin escuchar las palabras del Superintendente, sin ninguna expresión en su rostro.
Parecía estar perdido en su mundo, Gustabo se dio cuenta de esto y decidió interrumpir el viaje que estaba teniendo su compañero.
— Horacio, ¿estás bien? —El rubio puso una de sus manos encima del hombro de su compañero.— ¿Te ocurre algo?
— ¿Eh? —El contrario frunció el ceño esperando una respuesta por parte de este.— Ah, no, estoy bien. —Contestó elevando levemente una de sus comisuras.—
— Como volváis a hacer el capullo, os voy a empapelar, ¿ha quedado claro? —Ambos asintieron, uno con más ganas que otro.— Ya os podéis ir, panda de anormales.
El rubio se levantó de la silla con facilidad, mientras que el otro le costaba un poco más. Sus piernas aún no habían sanado del todo después de aquella repentina acción por parte de Emilio.
— ¿Necesitas que te ayude o puedes tú solo? —El de cresta negó en silencio, con la mirada cabizbaja.— A ti te pasa algo y me lo vas a decir.
— Bueno, vale. —Le susurró al rubio.— Te lo contaré luego y en otro lugar, aquí no. —Miró al Superintendente tras acabar la frase.—
— Venga, será mejor que nos vayamos a casa, tienes que reposar. —Señaló a ambas piernas del contrario.— Conway, vamos a hacer un 10-10, Horacio tiene que descansar.
— No me importa, iros ya. —Mantuvo su mirada fría, como siempre.—
— Vale viejo, ya nos ha quedado claro que no te importa una mierda Horacio. —El nombrado miró a los otros dos con tristeza.— Nos vamos ya, no quiero perder el tiempo.
— Gustabo, quédate un rato más, tengo que hablar contigo. —El nombrado bufó fastidiado.— Horacio, tú puedes irte a casa.
Horacio asintió sin ganas, dirigiéndose a la puerta con dificultades para caminar, Gustabo se volvió a sentar en la silla nada más Horacio salió del despacho.
Unas buenas muletas vendrían bien, pensó, sin poner atención a su alrededor. Se acercó a una de las paredes del edificio, utilizándola como apoyo.
Hoy había sido un día de locos para el de cresta, no entendía nada de lo que pasaba en la ciudad, parecía que nada encajaba.
Horacio estaba completamente ahogado en sus pensamientos, interrumpido al chocarse con una persona, este cayó hacía atrás, haciéndose daño en las piernas y cadera, pero nada grave.
— Auch... —Jadeó de dolor, levantando su mirada y sorprendiéndose al ver al comisario, levantándose de inmediato, con la mirafa cabizbaja— Comisario, perdóneme, no estaba muy atento.
— No te preocupes, suele pasar. —Movió sus manos restándole importancia, tratando de calmar al otro chico.— ¿Se ha hecho daño?
— Me duelen un poco las piernas pero es normal después del incidente. —Comenzó a jugar con sus dedos algo nervioso.—
— Oh, cierto. No lo recordaba. —Miró al más bajo con lástima.— ¿Va a salir de servicio? —Horacio asiente.— Puedo llevarle a su casa, si quiere.
— ¿Cómo? —Soltó el de cresta abriendo sus ojos de par en par, inmediatamente trató de mantener sus compostura— Me parece una buena idea, comisario. —Sus manos comenzaban a sudar, no servía para esto.—
— Iré a salir de servicio, espéreme fuera, no tardaré mucho. —El ruso le dedicó una sonrisita, haciendo sonrojar al crestudo.—
...
¿Acaso esto era un sueño?
AAAAAAAAA, hoy tenía algo de inspiración así que decidí comenzar la nueva historia que os comenté, de momento me encanta. Espero que le deis el mismo apoyo que la anterior, trataré de esforzarme muchísimo más y mejorarla cada vez más, pasen un lindo día, os quiero. 🥺
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Time. [Volkacio]
FanfictionDicen que el tiempo arregla las cosas, pero nadie sabía que también podía destruirlas.