JUNTO A ÉL. (Nueva versión)

CAPÍTULO I {Como empezó todo...}

Me desperté con el sonido de la alarma del móvil, hoy es viernes. Me levanté de la cama como cada mañana medio dormida, pero hoy se oía un ruido que no era normal, venía de fuera, así que salí al balcón de mi habitación y vi que había un camión de mudanzas el cual estaban descargando en la casa de al lado, recordé que mi madre me dijo que la casa se había comprado por una familia, delante del camión había un coche y alrededor de él estaban los padres con sus dos hijos y no voy a mentir, me entró la curiosidad de saber quién eran los nuevos vecinos.

Deje de mirar por el balcón y me fui a darme una ducha ya que como cada mañana, tenía que ir al instituto y tenía que darme prisa si no quería llegar tarde. Me vestí, metí todos los libros y lo que necesitaba en la mochila, la cogí y baje a desayunar.

Como siempre en la mesa estaba mi hermano, Dani, él era el pequeño de la familia aunque tenía 15 años, con su bol de cereales y mi padre tomándose el café con su periódico, todas las mañanas lo leía y luego los tiraba, decía que las cosas malas solo hay que leerlas una vez.

- Iris, ¿has visto que los nuevos vecinos ya se están mudando? - Dijo mi madre mientras miraba por la ventana con el café en la mano.

Mi madre era la típica mujer que sin saber cómo se enteraba de todo lo que pasaba en la zona, era amiga de todos los vecinos y a lo que más le dedicaba tiempo era a todas sus flores del porche de la casa.

- Si mamá, me he despertado y he oído el ruido que están haciendo. - Le contesté yo.

Me preparé una tostada con crema de cacahuete y un zumo de naranja para desayunar y también algo más para llevármelo al instituto.

Mi madre nos llevaba cada mañana a mi hermano y a mí al instituto ya que le venía de camino al trabajo, además los dos íbamos al mismo y vivíamos a las afueras de la ciudad.

- ¡Vamos que vais a llegar tarde! - Chillo mi madre mientras cogía las llaves del coche y se dirija hacia la puerta.

Cuando estaba casi en la puerta, oí que mi madre ya había arrancado el coche, así que salí con prisas revisando en la mochila si lo llevaba todo y de repente en medio de la acera, me choqué con alguien que llevaba una caja enorme de cartón, que del golpe casi me caigo hacia atrás.

- ¿Estás bien? ¿Te has hecho daño? – Oí una voz muy grave pero a la vez bonita.

- No, ósea sí, no me he echado daño y sí, estoy bien. – Dije yo

- ¿Seguro que estás bien? – Me preguntó otra vez.

- Sí, sí, estoy bien. – Contesté alzando la mirada, pero sin llegar a verle la cara.

Seguí andando rápido hacia el coche de mi madre sin saber quién era el que llevaba la caja. Una vez subida, me puse el cinturón y miré de reojo a ver si lograba ver algo por curiosidad, vi un chico moreno con una caja en los brazos, estaba de espalda, era muy alto, musculoso y con tatuajes en el brazo derecho.

- Creo que con el que te has chocado es el hijo mayor. – Dijo mi madre.

No le contesté, seguí mirando por la ventanilla por si conseguía verle la cara, pero no lo logré y nos fuimos alejando dirección al instituto.

Me quede embobada mirando por la ventanilla, veía pasar los árboles, las casa y los semáforos, cada vez nos adentrábamos más en el centro, en mi cabeza, la curiosidad por saber quién eran los vecinos iba creciendo.

En la puerta del instituto como cada mañana estaba Anna, mi mejor amiga desde la infancia, esperándome para entrar ya que las dos íbamos a la misma clase.

Le di a mi madre un beso en la mejilla y me bajé del coche.

- ¡Viernes! – Chilló Anna muy contenta.