Capítulo 2

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"Memories remain"

Grecia, Athenas.

Marzo, 19 de 1747

La taza humeando de té le daba un toque perfumado a manzanilla a su humilde hogar.

Ella la sujetó con cuidado entre sus manos y sopló suavemente antes de tomar un pequeño sorbo, que entibio rápidamente su cuerpo y que le dejó una sensación bastante agradable que calmaba sus sentidos. Pero lamentablemente no importa la cantidad de té que ingiriera, su mente seguía estando algo inquieta por los recuerdos, rememorando todo una y otra vez.

Sus ojos quedaron observando el líquido caliente color caramelo que humeaba levemente, con sus pensamientos teletransportándose nuevamente aquella noche...

Cuando una sombra particular se posó ante ella no tardó en darse cuenta de cual seria su destino, puesto que el Espectro desprendía un aura diferente, mucho más amenazante mientras sus cabellos blanquecinos levemente se agitaban con la ráfaga de aire que causaron sus gigantescas alas cuando aterrizó. El bello en su nuca se erizó al percibir una estela de energía de lo que creía identificar a esa distancia con su pobre vista era su mano extendida, seguramente para lanzarle un ataque y darle su fin. Había sabido que muy en el fondo que debería estar aterrorizada o, aunque sea nerviosa por su presencia tan cercana, puesto que esto solo significaba una sola cosa, pero una vez más lo aceptaba sin miramientos, había tenido una vida bastante dura y aun así tuvo sus pequeños momentos en el que se había sentido a gusto con ella, y afortunadamente no había nadie que pudiera quedar destrozado con su perdida, ni siquiera ellos. Con eso en mente estaba preparada para morir si eso eran los planes para ella esa noche, no poseía ningún arrepentimiento. Si bien, inevitablemente sentimientos tales como; la tristeza y la pena por sí misma no abandonaron su corazón, puesto que era lo que más se había arraigado a lo largo de su existencia.

Había decidido mantener la vista fija al frente, fingiendo estar mirándolo al rostro a pesar que apenas podía definirlo, para que supiera que en ningún momento iba a bajar la mirada, porque si iba a morir entonces lo haría con la poca dignidad que le quedaba.

No obstante, le sorprendió escuchar que no iba a matarla todavía, cuando segundos antes estaba casi cien por ciento segura que eso era lo que iba a pasar.

Y definitivamente tampoco se esperó que de un momento a otro con palabras que destilaban veneno tomara bruscamente de su muñeca exponiendo así las ampollas y rosetones rojos en su piel pálida, lo cual le causó aparentemente una ira sin igual que no alcanzó a entender al momento. Solo estaba concentraba en él, puesto que al tenerlo aún más cerca podía verlo con más claridad, demostrando así una expresión feroz con esos ojos amatistas chispeando en una silenciosa furia y que si no tenía el debido cuidado podía quemarla mucho peor que los mismos rayos del sol. Cuando él se cernió sobre ella, con su cabellera blanca ondeando en el viento llegando hasta rozar su piel, pudo finalmente identificar el aroma que lo caracterizaba y que por fin pudo darle nombre... una mezcla entre cardamomo, arce y algo netamente masculino que por alguna extraña razón le dio un pequeño vuelco al corazón. O tal vez fue el hecho de haberse inclinado tanto hacia ella que su aliento cálido rozó sus mejillas y su narices casi se tocaban, viendo nuevamente esos esplendidos ojos maliciosos en todo su esplendor.

Si bien, la crueldad de sus palabras le recordaba perfectamente que a pesar de ser atrayentes; allí se encontraba la promesa de apoderarse de ella a como diera lugar.

No te atrevas a dañarte... Soy el único capaz de decidir qué haré contigo, y no me sirve una muñeca rota. Recuérdalo.

Y después de esas palabras con aquella vos profunda y cargada de advertencia se marchó finalmente, dejándola algo aturdida por la convicción con que se había tomado el daño en su persona.

Dark ThreadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora