Domingo Eterno

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"Qué arrecho que lo recuerde después de tanto tiempo
Es como si en mi cerebro viven esos momentos
Congelados, hasta que sin consentimiento
Salen a hacer travesuras sin mesura con mis sentimientos" 

Domingo, me despierto al lado suyo. La primavera se deja entre ver por su ventana y el sol se cuela por los huecos de sus cortinas cerradas, es el último y nadie nos avisó.

Domingo, siempre me levanto antes que él, amo mirarlo sumido en su tranquilidad, con su ceño fruncido. Le rozo con las yemas de mis dedos su cuerpo caliente, los brazos, la cara, entrelazo los dedos con su pelo. No resisto despertarlo entre besos.

Domingo, casi nunca teníamos desayuno. A veces nos hacías girar con alguna que otra discusión irrelevante que la noche dejó inconclusa, pero nada que él entrando en mi no pudise resolver.

Domingo, cuántas madrugadas nos viste tambalear por algunos tragos demás, cuántas veces nos encontraste acompañados y entre risas, cuántas veces solos y en silencio, cuántas coreos raras me viste hacer, cuántas veces probamos cosas nuevas, cuántas veces nos viste llorar de tristeza y de felicidad, cuántas hacer el amor, cuántos aniversarios pudiste disfrutar.

Domingo, a falta de tus desayunos, tenías almuerzos de rutina. Las rutinas no siempre son malas y nada como sus almuerzos en familia. Jamás había tenido de esos antes de conocerlo, ¿sabías?. Quizás por eso me gustaban tus rutinas, Domingo, aunque a veces hayas preferido dejar pasar algunos para quedarnos en la cama.

Domingo, nos vestías con música de fondo. Almorzamos en el patio y la sobremesa se fundió entre cigarrillos, historias graciosas y otras un poco tristes, entre alguna que otra disputa, pero sostenía mi mano debajo de la mesa y me hacía sentir que estaba todo bien.

Domingo, la vi romper en llanto delante de mi y abrazarme, me dió un beso en la frente. La vi mirarse al espejo, cercarse las lagrimas y volver a salir con una sonrisa esbozada con naturalidad. Nunca le pude dar las gracias por estar cuando más lo necesité. Volví a salir y ahí estaba parado con sus brazos abiertos para darme un abrazo fuerte y un beso suave en los labios.

Domingo, ojalá hubieses sido eterno.

Domingo, que feo te volviste en el verano.

A veces me despierto sola.

A veces sola y con la cabeza que me explota por las madrugadas que me estas dando.

A veces me despierto acompañada y que mal se siente, ya no me gusta la compañía en tus mañanas.

Domingo, te fui olvidando. Me olvidé del sabor de tus pocos desayunos, me olvidé como se veía durmiendo, como olvidé de su aroma, los cigarrillos, las peleas tontas, su abrazo, su beso en la frente y el tono de su voz.

Domingo, dos meses después de vos nos reencontramos. Era sábado pero poco me importaba.

Lo veo y me doy cuenta que no me olvidé.

Domingo, sus besos se volvieron fríos como tus madrugadas. Fríos como la noche que pasamos debajo de la lluvia jurándonos amor eterno, mientras esperábamos a alguien más.

Nos desnudamos para hacer lo único que nos logra juntar, me recorre el placer pero en mi cabeza rebota una cursilería que él solía decir: "tener sexo no se parece en nada a hacer el amor". Y por fin lo pude entender, lo había amado con locura.

Terminamos y recostarse en su pecho también se volvió frío. Se alejó de mi para dormirse. Yo lo hice por unos minutos pero no más.

Domingo, me desperté al lado suyo, por fín. Pero la primavera ya no se deja ver por su ventana, las cortinas están corridas y el aire se siente pesado esta noche, está lejos. Rozo con las yemas de mis dedos su cuerpo frío, su cara, su pelo, pero no reconozco el cuerpo a mi lado. Su piel ya no huele de la misma manera, ni su ceño fruncido al dormir es el mismo, ni los cigarrillos saben igual y para colmo, ni siquiera es Domingo.

Domingo, te escribo una última vez para decirte que lo volví a observar dormir antes de decidir que ya era momento de irme y entendí en ese instante muchas cosas. Que no me olvidé ni un poco, que el sexo es placentero pero no extrañaba eso, que él ya se fue hace mucho y  que yo sigo anhelando volver a sentir nuestro domingo eterno.

My GhostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora