Capítulo 1.

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Al norte de los Estados Unidos, existe un pequeño pueblo llamado: Hammond, un pueblo que encuentra muy escondido, casi que pareciera que no existe y aquí es donde inicia esta historia.

Antes dejarme ponerlos en contexto. Desde épocas muy antiguas se creó una organización "secreta", en la cual se dedican al exterminio y exorcismo de demonios, esta se encuentra relacionada de cierta forma con el Vaticano; aunque es algo muy aparte de este, pero funciona como una cortina de humo para lo que hay realmente detrás de todo y para que la sociedad no tema al peligro que se esconde en las sombras de este mundo. Este organismo esta dividido en 20 partes que están esparcidas por todo el mundo, a estas se les llama: Las 20 casas de los hijos de Adán; Todas estas cuentan con un líder en cada residencia, los cuales son descendientes directos del linaje del padre de la humanidad. Pero claro todas estas siguen a una persona en común, un hombre llamado Willoughby Armstrong. El hombre más poderoso que se encuentra en la actualidad, sabio y el último en pie de la orden antigua, pero eso es otra historia.

Pueblo de Hammond 09/03/2014.

-Si me hubieran dicho que el viaje sería tan aburrido me habria quedado mejor en Venecia- se quejó el cazador de demonios Víctor Winter. Un joven de 28 años de color de piel blanca pelo negro algo alborotado, ojos cafés, una altura de 1.80, cuerpo delgado, quien portaba una camisa blanca con un chaleco negro, corbata, pantalón del mismo color que su chaleco, zapatos formales, quien estába cargando un maletín en su mano izquierda. Víctor se encontraba saliendo de la parada de autobuses del pueblo de Hammond.

Después de quejarse por uno segundos optó por relajarse un poco, así que saco un papel de su bolsillo con la dirección de la iglesia a la que debía ir -¿donde se supone que es este lugar?- al levantar la mirada del papel y al estar fuera completamente de la parada de autobuses se dio cuenta de que el pueblo en donde se encontraba era un lugar muy lúgubre, pareciera un lugar desolado si no fuera porque habian personas caminando por las calles, pero estas parecían caparazones vacíos, caras tristes, desanimadas, tristes, con un aire de depresión rodeando a cada una de ellas -no creo que ninguna de estas personas me quieran ayudar con la dirección- soltó un suspiro desalentado y comenzó a caminar sin rumbo, deseando tener la suficiente suerte como para llegar a su destino.

Buscó cuadra por cuadra tratando de encontrar su destino pero sin éxito alguno, mientras caminaba paso por una carnicería la cual estaba siendo atendienda por un señor diferente a las demás personas, un señor que parecía alegre, asi que se acercó rápidamente para preguntarle.

-Muy buenas tardes señor, me preguntaba si me podría ayudar con una dirección, llevo más de una hora deambulando sin tener suerte de encontrar tal lugar- Víctor se dirigió al señor con respeto y amabilidad.
-claro, dígame ¿cual es el lugar a donde quiere llegar?- respondió con un sonrisa. Así que Víctor procedió a darle el pequeño trozo de papel que contenía su destino.

-Oh, no es muy lejos de aquí, solo tiene que caminar 4 cuadras más hacia allá- señalo el señor con su dedo el sendero- y ya que llegues a la 4 cuadra giras a la izquierda y todo derechos, es una iglesia algo vieja, pero es fácil de distinguir además de ser la única por ahí.
-Encerio no tiene idea de lo agradecido que...- decía antes de quedarse callado al escuchar unos gritos cerca del lugar en donde se encontraba
- ¿sabe que fue eso? - pregunto intrigado y extrañado por ese grito ya que no era propio de un humano.
-hace tres días que la situación de la casa de frente no mejora- comentó el señor de la carnicería, al cual su expresión había cambiado a una más triste.
-¿que se supone que pasa ahí? -
-La hija de los dueños de la casa, se dice que está poseída- comento el señor.

Víctor sin decir una palabra comenzó a caminar hacia la residencia. Al entrar un olor a putrefacción y hierro llegó hasta la nariz de Víctor y entre los gritos inhumanos se notaba el dolor que sentía la chica, abrió la puerta de la habitación de donde provenía todo y vio el cuerpo de la chica muy deteriorado, piel muerta, piel pálida y sucia, sus manos y piernas que era de donde la tenían sujetada, estaban a carne viva.

-¿Quien es usted? - pregunto el que parecía ser el padre de la chica.
-Soy un trabajador de la iglesia- respondió mientras analizaba la condición de la chica.

Un exorcista inexperto el cual estaba a cargo del caso escucho las palabras  de Víctor y se acercó rápidamente para pedirle ayuda con aquella situación.

-Ayudame por favor, he usado todos los cánticos posibles y todos los rituales conocidos y no logró sacarlo de ella- el exorcista estaba muy alterado y tenía una cara de cansado, era como si no hubiese dormido por días.
-¿Cuanto tiempo llevas intentándolo?- pregunto serenamente.
-7 dias- dijo agachando la cabeza- ya no se que hacer en esta situación.
-Es inútil, ella ya no tiene conciencia en ese cuerpo, y aunque salga el demonio quedaría como un caparazón vacío- Víctor procedimiento a abrir su maletín y de el saco una Magnum 460xvr.
-¡¿Que piensa hacer con esa arma?! - pregunto el padre intranquilo y nervioso.
-Acabar con el sufrimiento de su hija- respondió mirando el arma.

El padre de la chica comenzó a reprocharle y pedirle que no lo hiciera pero Víctor no escuchaba, estaba pensado mientras observaba el arma en su mano. Después de un rato reflexionando optó por guardarla y sacar una pequeña daga que estaba echa de una cruz de plata bendecida.

-Lo siento señor, pero no lo puedo dejar con vida, eso ya no es su hija, pero... Le daré una muerte hiriendo lo menos posible el cuerpo de su hija- respondió volteando a ver al señor del cual las lágrimas de tristeza caían.
Prosiguió con su propósito, se acercó a la cama de la chica, puso su mano en su pecho y la otra la levanto agarrando impulso para apuñalar el corazón, dijo una oración y lo que pasó después era lo obvio.

Pasaron unos minutos y Víctor salió de la casa con su maletín, saco una cajetilla de cigarro de su bolso izquierdo lo puso sobre sus labios y lo prendió.

-Gracias por ayudarme- dijo el exorcista.
Víctor se volteo puso su mano sobre su hombro- no tienes que agradecer - luego de decir esas palabras solo un rodillazo al estómago, sacándole todo el aire al chico.
-¿Por que? - dijo apenas pudiendo hablar por el dolor causado.
-¡Si hubieses llamado a un experto esa chica seguiría con vida!- exclamó con una expresión de desprecio en su rostro - es mejor que dejes esto o terminarás condenado a alguien mas- dijo cruelmente, tiro su cigarrillo, lo aplastó y siguió con su camino hacia la iglesia...

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⏰ Última actualización: Sep 28, 2020 ⏰

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