Prólogo.

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Erick es conocido por no saber escoger a sus hombres. Él piensa que esa creencia no es del todo errónea, porque el puede que no sepa escoger muy bien con quien se va a liar, que siempre terminan siendo hombres heteros con profundas creencias en que meter sus miembros en trasero masculinos o dejarse chupar no los hace bichos raros. A Erick sinceramente no le interesa enfrascarse en ese tipo de cosas para mantener su cordura.

No siempre le va tan mal, algunos de los tipos son educados y bastante respetuosos aun si tienen a Erick de rodillas o debajo de ellos, o encima. Ese no es el punto en todo caso, eso solo lo convencía de que no todos los hombres son una pérdida de tiempo, si ellos no tuvieran esa maravillosa cosa entre las piernas Erick ya se hubiera rendido con ellos.

Él jura que ha intentado con su misma clase, de verdad, solo que ellos no tiene lo que Erick busca, esa sensación de estar corrompiendo algo, eso acaricia su ego si es sincero, de una forma deliciosa.

"¿Estas escuchando Erick?"

Erick parpadea, mirando al chico delante suyo, bostezando. "No mucho" admitió, sin tapujos.

"¿Te estoy aburriendo?"

, pensó. Pero no lo dijo. "Mira" suspiro. "Eres muy lindo y amigable, pero no creo que esto" señalo entre ellos con la mano "Funcione"

El hombre lo miró, con su bonito y aniñado rostro arrugándose con confusión. "Pero-"

Erick negó, le sonrió coquetamente para compensar. " Yoandri, no pasa nada, tu no estas tan interesado como pareces y definitivamente tu no eres mi tipo, no hay porque sentirse mal" aclaro con dulzura. Erick era un idiota para elegir hombres, pero no era tan estúpido como para no darse cuenta de su alrededor.

Él se sonrojo. "Oh, de verdad me pareces muy guapo..."

A Erick lo enterneció su intento de disculpa. "Oye, solo terminemos de comer, yo pagaré. Ya sabes, por hacerte perder el tiempo"

"No" Yoandri declaró. "Yo pagaré por todo, de verdad pensé que podríamos tener algo"

Erick se rió. "Podemos ser amigos" ofreció.

Yoandri sólo rodó los ojos, pero no dejo de ver la chispa de diversión en ellos. Erick no lo considero un fracaso.















Más tarde esa misma noche, considero que no estaba demasiado cansado como para irse a casa. Luego de la cena fallida, se habían despedido en la puerta con un ligero beso en los labios. Erick de fue con la sensación de haber ganado algo. No pagó la cena. Una maldita cena de trescientos dólares. Joder de la que se salvó.

Pidió un taxi fuera del restaurante. Lo dejo en el lugar quince minutos después. Se sopló entre las manos, el frió de la madrugada traspasando su delgado abrigo de cachemir cuando bajo. Las calles oscuras, ligeramente iluminadas por los faroles, el vaho del frió dándole un aura fantasmagórica. Se consideró a sí mismo algo ridículo.

Las fachada del club era inconfundible. La larga fila de personas, el ostentoso color rojo del letrero.

El hombre de seguridad del club lo reconoció cuando lo vio, dándole un asentimiento hacia dentro mientras se acercaba hacia el lugar. Los de la fila protestaron, los ignoro, completamente complacido. Erick le dio un beso en la mejilla al guardia; le guiño un ojo cuando se separaron. El marco su muñeca con el logo del club.

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