De repente el mismo segurata que me había llevado a la habitación, entró para decirme que tenía que ir al despacho de la directora y luego a recibir a alguien que había venido a verme. Me imaginaba que sería mi ahora ex.
Fui con el al despacho de la directora bajando las escaleras y volviendo a ser recorrida por la mirada de varias personas. Después de la charla con Mery tenía más miedo. El segurata debió notarlo porque empezó a hablarme.
-Oye, tranquilízate. Tienes una suerte inmensa con la chica que te ha tocado de compañera, así que no lo desaproveches, no pareces mala chica así que si quieres un consejo, no te separes de Mery - me dijo.
-Vale, gracias.
Aunque una pregunta me recorrió la mente y se la solté.
-¿Cómo puedes trabajar tan tranquilo en un sitio de estos?-solté.
-Esperaba que me la hicieses. Sois menores, aparte tengo armas y todas las cosas que necesitaría si las cosas se pusiesen chungas. Para que se haga mas ameno, tan solo me intento fijar en como son las personas por su carácter, no por lo que hayan hecho. Porque si tengo que fijarme en eso, les tendría rabia a muchos.
-Está bien pensar eso.
Y ahí me encontraba. Puerta a puerta en el despacho de la directora.
-No será nada -le oí a mi acompañante de escaleras.
Entré y ahí estaba. Era una señora de unos 50 y tantos, con otros guardias a los dos lados, por si acaso. Me ofreció sentarme en la silla a lo que acepté.
-Bien -empezó- Repasemos, te llamas Ainhoa, tienes 15 años, y te vas a quedar casi un año -asentí- Luego te daré una hoja con el horario de las clases a las que debes asistir, el horario de comida, todo. Verás, me da igual por lo que estés aqui, y por tus notas veo que no eres mala alumna, al contrario, eres de las que sacan notas moderadamente buenas y ningún profesor ha tenido quejas de ti, eso me gusta, no lo cambies. Sigue igual de aplicada que hasta ahora. Sé que esto tiene que hacérsete raro pero si estás aquí es por algo. Por el contrario, te deseo que te vaya bien y que no te metas en muchos líos.
-Gracias- titubee. Tampoco sabía bien que decir, esa señora era maja y a la vez un poco repelente.
Salí con el horario en la mano y otra vez el guardia me acompañó a una especie de sala en la que tenía que recibir las llamadas.
-Por cierto, me llamo Smith -me dijo.
-Oh encantada -dije. Parecía amable.
Me dijo que él estaría fuera y que dentro habían otros dos más, que no me preocupase. Al entrar vi que era un lugar estrecho. A mi derecha, casi enfrente, habían 5 personas más hablando por un teléfono con la persona que tenían enfrente, sus visitas. Solo había una chica, lo demás 4 tios. El que estaba más cerca a mi no paraba de mirarme, me ponía nerviosa, pero debo admitir que era realmente guapo. Me fui directa a mi asiento y de repente, al ver a la persona que tenía enfrente, me entraron ganas de llorar y de derrumbarme.
Cogí el teléfono y me temblaba la voz.
-Hola- dije medio llorando.
-Hola- me respondió el.
-Gracias por haber venido, Álex.
-Te dije que vendría- me contestó.
-Ya, no me mires como si te compadecieses de mi, por favor. No sientas lástima de mi y de todo esto- le dije sinceramente.
-Entiende que sé que no lo hiciste. Por favor, te conozco bastante, sé que por muy mal genio que tengas serías incapaz de hacer daño físico a alguien.
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No caigas en su juego; perderás
Teen Fiction¿Como te quedarías si te mandasen a un reformatorio pero no has hecho nada? Bien, esto le pasa a Noa, una adolescente de 15 años que la mandan a un reformatorio. Ella nunca se metía en líos ni hacía nada malo, no solía llamar la atención y no se dej...