Raven

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      Raven

   Mis nudillos arden después de la pelea. Giré para poder ver el cuerpo de mi rival en el suelo. Tiene un pequeño charco de sangre alrededor de su rostro, el golpe en su nariz fue lo suficientemente fuerte para hacerlo sangrar y desmallarlo. Todos los espectadores ríen y gritan, ellos quiere que acabe con él pero no es necesario, su cuerpo sigue inmóvil. Al árbitro improvisado de este lugar dejó escapar el diez de su boca, acto seguido vítores llenaron el viejo almacén.

     –¿Cómo se siente "El Cuervo"? –mi nombre fue suficiente para apodarme de forma clandestina.

    Me giré hacia él –No es necesario fingir que te importo. Sólo dame mi parte.

     –Vamos enmascarado, si me importan mis jugadores –contó el dinero por mi lado ciego –, sin mis ustedes no ganaría nada.

    No soy idiota, sé que él me estafa en cada una de mis peleas. No necesito el dinero, así que me hago de la vista gorda. Sólo estoy en este lugar para deshacerme de un par de pensamientos.

     Me deshago de la máscara que cubre la mitad de mi rostro. La brisa me golpea con fuerzas. Safo el nudo de la cazadora que rodea mi cintura  y me la pongo.

     Diviso en frente de mi la moto negra que me pertenece. Monto en ella y en menos de cuarenta minutos me encuentro en frente de mi apartamento. La oscuridad me recibe. Enciendo la luz y dejó la cazadora colgada en la percha. Mis llaves dejan mi bolsillo para descansar encima de la cómoda cerca de la entrada. Camino hasta la cocina y tomo un poco de agua directo de la botella.

     Me dirigí a mi cuarto. Cogí lo necesario para una ducha. Entré al baño quitándome el pulober. Mis palmas agarraron el lavamanos apoyándome en él. Los nudillos tienen rastro de sangre seca, apreté con fuerza el borde volviéndolos blancos, cerré los ojos y los abrí lentamente. Terminé de desnudarme por completo y por fin entré a la ducha.

    El agua cae como cascada sobre mi cuerpo relajando mis tensos músculos. Me aparto el pelo de la cara y me apoyo en el cristal delante de mi. Dejo correr el agua unos minutos y cierro el grifo...

    El típico bullicio de la universidad me da la bienvenida. Camino a paso lento por los largos pasillos ocultándome detrás de una capucha. Risas rodean toda la institución ignorando mi presencia. Todos están concentrados en el comedor alrededor de sus paredes.

    Entré directo a mi examen, me acerqué al puesto que se encuentra al final del aula que nadie se atreve a tomar. Respuestas rápidas y después de rectificar un par de cosas a la profesora di por terminado el examen.

    Todos siguen en el comedor como niños alrededor del árbol de navidad. Continué mi camino al salón de música. La puerta hizo eco y la repentina luz a través de esta me ayudó a encontrar una guitarra llena de polvo en una esquina. Agarré el instrumento y me recosté allí mismo. La fina capa de luz que salía de la ventana fue suficiente para dejar fluir mis más oscuros sentimientos. Tenía tiempo sin tocar, después de todo mis sueños me abandonaron ese día.

    Ese día.

  La rabia volvió a inundar mi cuerpo. Apreté la guitarra con tanta fuerza que crujió la madera.

   Probablemente esté podrida_ pensé.

    Relajé mi agarre y la dejé cerca, al lado de una batería vieja. Intenté respirar más despacio. Mi corazón late de prisa y mis sudorosas manos caen a los lados de mi cuerpo.

    Sangre

   Gritos

   Mamá

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⏰ Última actualización: Jul 27, 2021 ⏰

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