Cabo de Palos, Murcia, España 1995
Fue en un pueblo con mar una noche, después de un concierto...
-Buenas noches -le dije al sentarme en el banco de la barra, era una chica y me daba la espalda, pero aun así contestó a mi saludo dándose la vuelta para verme. Al tenerla frente a frente quedé hipnotizado por su belleza, era pelirroja, delgada, más blanca que la nieve, con una sonrisa que te derretía y unos ojos que te dominaban. Su maquillaje era sencillo pero lo suficiente para hacer resaltar sus bellas facciones, le sonreí
- ¿Qué le sirvo? -me preguntó amablemente
-Un daiquiri, por favor
-Ya se lo doy
La chica sacó los ingredientes para prepararme mi bebida y yo solo pude detener mi mirada en ella para detallarla un poco más. Sus pequeñas manos no podían abrir la nueva botella de ron así que me ofrecí para abrirla.
-Muchas gracias -me sonrió- siempre están muy bien cerradas y me cuesta abrirlas -le devolví la botella rozando sus dedos con los míos y sentí algo que jamás había sentido. Al parecer ella también lo sintió porque rápidamente quitó sus manos y volvió a lo suyo. Unos minutos después ya tenía mi daiquiri frente a mi- Aquí tiene
-Gracias, señorita... -dije en un tono que solía usar para que me dieran su nombre
-Mayte -me respondió- Me llamo Mayte
-Gracias Mayte -sonreí y bebí degustando el delicioso sabor del ron en mi boca- Mmm una delicia -dije y no precisamente por el daiquiri- ¿Qué hace una mujer tan hermosa atendiendo un lugar como este?
-suspiró- Es el negocio familiar -me sonrió y me derritió con la ternura con que lo hacía- Mis padres han fallecido hace poco más de dos años y he quedado yo como única propietaria del lugar. Y para serte sincera, no quería deshacerme del lugar, este bar fue el sueño de mi padre por años.
-Salud por eso, mi querida Mayte -levanté mi trago brindando por ella, Mayte me respondió con una sonrisa más y se alejó para ir a recoger una de las mesas que ya se había desocupado. Continúe observándola unos instantes más, era bella realmente, muy bella y tenía un brillo y una vibra que hace mucho no sentía con alguien.
Luego de un rato limpiando las mesas y atendiendo al resto de los clientes, Mayte regresó a su lugar detrás de la barra, me miró con mi copa vacía y volvió a regalarme otra sonrisa, pero esta vez fue diferente al resto de las que ya me había dado.
-¿Otra?
-Por favor -Mayte tomó mi copa y volvió a rellenarla con aquel liquido que tanto me gustaba, aunque para serles sincero, en esos momentos lo único que deseaba probar era un beso suyo- ¿Y a que te dedicas? A parte de a atender este maravilloso sitio
-se río sin verme ni dejar de servirme la copa- Soy... -terminó de servir y dándome la copa me miró a los ojos fijamente, colocó sus codos en la madera- Arquitecta, pero no ejerzo, no por el momento
-me llevé la copa a mis labios y bebí un buen trago, verla y tenerla frente a mi de aquella manera me estaba poniendo nervioso, muy nervioso- Por un momento pensé que me dirías que eres el amor de mi vida -carcajeó y se alejó de la barra- De verdad, por un momento lo pensé. Y es una lastima que no lo seas, porque eres demasiado hermosa
-seguía riendo- Vale, que ya no te voy a dar mas tragos, eh
-Esta bien, esta bien, me calmo
-Así me gusta -me sonrió por ultima vez antes de que otro cliente acaparara toda su atención, le había pedido un whisky en las rocas, la vi servírselo mientras conversaban amenamente, parecía ser un cliente frecuente porque se hablaban con suma confianza, los escuché llamarse por su nombre y por un momento pensé en lo maravilloso que sería tener aquel nivel de confianza con ella. El hombre le agradeció dándole una caricia en la mejilla y unos billetes como propina, Mayte se acercó mas a él y lo abrazó, aquello me hizo sentir incomodo y furioso al mismo tiempo, finalmente el hombre se fue dejándome a solas con ella de nuevo. Mayte cerraba la botella y la ponía en su lugar y yo no podía dejar de mirarla y al parecer ella se había dado cuenta de aquello- ¿Pasa algo?