0

527 43 26
                                    


Estados Unidos y Rusia lo hacen de nuevo, se vuelven a enfrentar en una Segunda Guerra Fría.

En esta no intentan hacerse con la Luna ni conquistar el espacio, en esta guerra lo único que desean es conseguir conquistar el mundo.

Para este propósito comienzan a crear a dos seres sobrehumanos, dos seres perfectos con un destino en común: matarse.

Tanto los rusos como los estadounidenses comenzaron a trabajar en sus proyectos, utilizaron la genética y la robótica para conseguir crear lo que prácticamente es un Dios. Escogen minuciosamente cada célula de sus proyectos y se disponen a competir por conquistar nuestro planeta.

¿La situación de la Tierra? Es un desastre. Después de la pandemia mundial que hubo en 2020 la economía decayó en picado y muchos países acabaron en la ruina y en la pobreza, los únicos que se salvaron de esta situación son Rusia, Estados Unidos y China.

¿China participa en esta guerra? No se sabe, este país ha mantenido la boca cerrada respecto al tema, pero parece no querer formar parte de tal estupidez. O eso hacen creer.

Moscú, Rusia

—Pongamos a prueba nuestro más avanzada proyecto.—Dijo un hombre de cabellos plateados y ojos color azul intenso, era un famoso científico de Rusia, el Doctor Lukyan.

Los subordinados de éste comenzaron a teclear rápidamente códigos en su ordenador y la cápsula que tenían enfrente se abrió, dejando ver su maravillosa creación.

Era una mujer de cabellos lisos y largos, su piel era blanquecina con un ligero rubor en sus mejillas; sus ojos eran algo grandes, su nariz era pequeña y sus labios poseían un dulce color rosa pastel. La mujer fue desconectada de sus cables, los agujeros por los cuales estaba conectada a la cápsula se cerraron.

—¡La camilla!—Gritó Lukyam, mientras la traían se quedó observando la belleza de su creación. Era perfecta.

Pusieron a la mujer en la camilla y la llevaron a una habitación. Estaba dormida y en breves iba a despertar. Lukyam se quedó con ella.

Las horas pasaban y la muchacha no daba señales de que fuera a despertar, al menos no hoy. Lukyam, decepcionado y cansado de esperar se disponía a irse cuando de repente escuchó a alguien toser detrás suyo; era ella.

—¿H-hola?—Preguntó confundida.—¿Dónde estoy?—Le miró.—¿Quién eres?

—No me lo creo...—Susurró.

—¿El qué?

—Estás... Viva...¡Estás viva!—Lukyam corrió a abrazarla y a darle besos en la mejilla.—Eres real... ¡No me lo creo!—La muchacha, algo asustada, correspondió su abrazo.

—¿Me puedes explicar algo? No entiendo qué...—Lukyam sacó un USB de su bolsillo y le dijo que se echara el cabello hacia un lado. En la nuca disponía de una entrada USB escondida y él conectó el USB en su cabeza. Aquel dispositivo contenía la información que la chica necesitaba saber.

Cuando acabó de recibir toda la información, arrancó el USB de su nuca y comenzó a hablar.

—Soy el Proyecto 606, Lukyam es mi creador, ósea tú.—Dijo señalándole.—Debo de luchar por nuestra patria, Rusia y apoderarme del mundo para que nuestro país sea el que gobierne por encima de todos. Mi misión principal es destruir a los estadounidenses.—Se quedó mirando fijamente a Lukyam.—Y mi nombre de pega es ______, ¿no es así?

—Así es, querida _______. Estoy muy contento de que estés viva y de que seas todo un éxito.

—Estaré eternamente agradecida a ti, Lukyam, por haberme creado.—Ella le sonrió.—Por lo que he visto en mi memoria no soy ni del todo humana ni del todo robot, por lo cuál puedo sentir emociones pero soy prácticamente inmortal, ya ni las balas ni el fuego pueden dañarme. Soy una máquina de matar, señor Lukyam.

—Lo eres, cariño, lo eres.—Ambos sonrieron con malicia.

Área 51, Estados Unidos

—Chicos, prepárense.—Dijo un hombre robusto, de cabellos castaños y unos brillantes ojos verdes. Él era el Doctor Kayn, un gran científico de Estados Unidos y del mundo entero en general, entre él y Lukyam existía una rivalidad, por lo que ambos se esforzaron al máximo en sus creaciones.—Está listo.—El aprendiz de Kayn pulsó un botón en el cuál se leía la palabra "Open". Una cápsula se comenzó a abrir, dejando al descubierto a un chico alto, pelirrojo, su tono de piel era blanco y sus facciones eran perfectas.—¡Den la bienvenida al poderoso 707!—Todos los científicos comenzaron a gritar de emoción.

Llevaron al muchacho a una habitación y un grupo de cinco personas esperaron su despertar, en el grupo estaban Kayn y John, el aprendiz del doctor.

Las horas pasaban y el pequeño grupo se iba reduciendo, tan solo quedaban Kayn y John.

—¿Estás seguro de que va a despertar hoy?—Preguntó el joven aprendiz.

—Sí, tú confía en mí. Es mi proyecto, lo he diseñado y creado a la perfección, sé que va a despertar pronto... Tan solo ten paciencia.

Como si de un llamamiento se tratara, 707 abrió sus ojos color ámbar y los miró a los dos.

—Padre...—Dijo refiriéndose a Kayn.

—Te lo dije.

—No me lo puedo creer... ¡Está vivo!—John se levantó de la silla.—¡Iré a avisar a todo el mundo!—Kayn sonrió y John salió corriendo del lugar.

—¿Sabes para lo que has sido creado?

—Sí.—Hizo una pausa y comenzó a hablar.—Soy el proyecto 707 y he sido creado para derrocar a Rusia y darle a mi país una dulce victoria. Sé que debemos conquistar el mundo, ya que solo nosotros podemos hacer que vuelva a ser como antes. Debo destruir y aniquilar a cualquier amenaza que se encuentre en mi camino.—Miró a Kayn.—Debo aniquilar a Lukyam y a su proyecto.

—Bien, parece que funcionas. ¿Sabes lo qué eres?

—Obviamente, querido padre. Mi nombre de pega es Saeyoung y por lo que tengo entendido no soy ni un robot ni un humano, soy algo superior y perfecto que nadie podrá alcanzar nunca. No necesito dormir, puedo pasarme años sin hacerlo; puedo estar meses sin comer y semanas sin beber. Soy antibalas e ignífugo.—Sonrió al terminar de hablar y su creador hizo lo mismo.

Proyectos 707 y 606Donde viven las historias. Descúbrelo ahora