Entre los gigantes terrestres encontramos a los gigantes de las colinas, criaturas de unos tres metros, con gruesa piel y denso pelaje que les hace más parecidos a un simio que a un humano; los gigantes de piedra, humanoides de piel grisácea que se funde con la roca de las colinas por lo que pasan desapercibidos en este hábitat; y los gigantes de fuego, los más terribles de este grupo. Su piel es una gruesa capa de carbón y son inmunes al fuego, así, su pelo rojo suele arder en llamas.