Hidra Lernaeana. Esta hidra regenera dos cabezas por cada una que pierde, y puede obtener así hasta un máximo de 12 cabezas. La forma de evitar que sigan regenerándose es mediante una llama aplicada al cuello, justo después de perder la cabeza, cauterizando así la herida. Hércules venció de esta forma a una hidra de 9 cabezas a la que se enfrentó, enterrando después la cabeza central debajo de una roca.