Huyo de tí

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Voy corriendo,
alejandome,
sin miedo al vacío,
sin miedo a la oscuridad de tu ausencia,
no quiero estar más presa en tí.

Es que tú, tú eres de esas cosas que enganchan,
de esas cosas majestuosamente enigmáticas que da tanto miedo conocer pero todos se empeñan en tenerte, lo sé,
lo sé porque me pasó.

Es que tu magia comienza sólo con mirarte a los ojos unos segundos,
ja, es hasta irónico.
Me di cuenta de esto mirándote.

Te miraba con devoción,
como una pieza de arte perfectamente conservada por los años en un museo repleto de cosas,
pero ninguna si quiera se acerca a tí.

Me di cuenta porque no era la única que te estaba mirando de esa manera,
es así.

Y no se si fue porque eres como un punto magnético donde todo el acero que llevo en la sangre de unicornio que corre por mis venas se acercaba a ti, o simplemente tu majestuosidad, tu enigmática figura, tu misterio, tu frialdad.
La verdad que no se que fue.

Pero me aferré a tí, y a tu sonrisa, y a tus gestos, y a tus miradas de deseo, de ambición, o simplemente a toda tú.

Quizás es que me vuelvo adicta a las cosas buenas, y tú, tu eres de esas cosas buenas, que mucho hace daño, pero tener tan poco deseándolo todo hace más.

Así, que a este punto me voy corriendo, si, me voy corriendo lejos de tí.
Porque no soy la única que te mira así, y nunca lo seré.
Y yo, como buena coleccionista de piezas únicas de arte te quiero sólo mía.
Y mía nunca serás.

Así, así que mejor huyo,
huyo de tí, y de lo que significas,
huyo de mis inseguridades una vez más,
huyo de tí porque mía no serás, por lo menos no completamente mía.

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