"CORRE POR TU VIDA IDIOTA. CORRE. VAMOS, YA CASI ESTAS AHI, VAMOS!"
Aquellas palabras fueron como una inyección de adrenalina para mi. Corrí, corrí todo lo que pude por los laberínticos pasillos con aquella grabacion en la mano. La teníamos. Teníamos la prueba de que el laboratorio del gobierno se pasaba los días torturando a adolescentes para poder encontrar una cura contra una enfermedad de la que ellos mismos se habían encargado de desatar. No podíamos esperar para llevarla a los jefazos europeos. Quizás ellos nos ayudarían a encontrar una respuesta. Una ayuda. Formaba parte de un grupo activista de personas no afectadas por la llamarada que se dedicaban a boicotear los experimentos de wicked. Digo formada porque tres metros antes de llegar a la puerta donde la furgoneta me esperaba, sentí cono la electricidad quemaba mis neuronas hatsta hacer fallar todos mis sistemas. En el último momento conseguí que la grabación saliera de entre mis dedos como si fuera un boomerang. MI hermano lo atrapó en el aire y tras un débil "Corre" que escapo de mis labios antes de desmayarme, la furgoneta arrancó. Nunca volví a saber nada más de ellos. De hecho, nunca volví a saber nada más de mi. Abro los ojos dentro de este puto tanque de agua y lo unico que puedo hacer es mirar como se rien de mi mientras me inyectan diferentes líquidos con los que cada vez siento que soy menos yo.
Al cabo de unos día, un hombre se acercó a mi. Mientras yo gastaba mis últimas fuerzas en escupirle a la cara, el habló con voz clara y poco amenazante.
-No pongas esa cara. En el fondo lo sabias. Y sabes que va a pasarle al resto del grupo en cuanto se les agote la suerte. Sí, es así. Tu hermano , tu novio y el resto de tus amigos moriran. ¿Sabes que será lo mejor de todo? Que tú estaras ahí para verlo. Para verles pedir clemencia mientras poco a poco, uno a unos les abrimos con un bisturí para comprobar porqué ninguno de vosotros se ha contagiado de la llamarada a pesar de que llevais años huyendo de nosotros. Quizás ellos tengan más suerte que tú. Oh, querida, estoy seguro de que los sujetos del grupo B se harán muy felices con tu llegada. No te creas que eres la bomba de relojería que va a explotar todo esto...simplemente vas a ser un objeto. Un objeto más. Se qué estas pensado que antes la muerte, pero ¡Sorpresa! No puedes suicidarte. Eres inmune a cualquier ataque. De momento, nuestra mejor idea para poder realizar una variable. Tú, que querías ser responsable de las menos muertes posibles, ¡MIRATE AHORA!. Vas a ser tratada como una sucia perra en celo. Y todo por no querer colaborar, ahora vas a hacer que se maten entre ellos. Sé que has visto las grabaciones, que lo sabeis todo sobre las pruebas del laberinto. Veo que tus ojos se cierran, así que no discutiré más. Para que veas que no todo es malo, vas a seguir conservando tu nombre. Seguro que a tu hermano y a tu novio les encanta verte a través del sowftware que habeis robado.-
Tras pronunciar este discurso se secó mi saliva de la cara con un bastoncilo antiséptico que sacó del bolsillo derecho de su bata y se fué, mientras toda la rabia que se concentraba en mi interior amenazaba con salir al exterior, pero en su lugar lo unico que aumentaba eran los efectos de las numerosas drogas. Antes de perder el concimiento por ultima vez, agarre una jeringuilla de la mesilla más cercana y con la punta escribi en mi antebrazo la palabra que en el grupo utilizabamos para llamar a aquellas personas: Ratas. Cada vez que alguien gritaba eso todos corríamos a ayudarle. Estaba segura de que Jared y Alex lo entenderían. Una sirena comenzó a sonar y yo me desmayé.
Estaba sola.
En la oscuridad.
Debil.
Lo último que recuerdo es notar un ligero peso en la mano izquierda antes de que alguien la cerrase con fuerza. Luego todo es oscuro y negro, mientras olvido. Olvido todo.