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Miradas misteriosas, deseosas de gritar lo que parecía ser el secreto más grande del mundo posadas en una persona específica. Nadie era capaz de sentir como la calma de quien parecía ser el centro del universo se perdía entre la intriga de ser la única que no comprendía lo que aquellos ojos parecían esconder tras cada parpadeo. Lo que se creyó que sería un día que no sobresaldría de la monotonía pronto se convirtió en una agonía cuando ella logró notar que cada hombre y mujer presentes en los pasillos del viejo instituto parecían prepararse para una guerra de oscuros secretos. Sin embargo, todo acabó cuando la campana marcó el fin de una jornada y la asustada joven huyó sin mirar atrás escapando de las incógnitas que en su mente sostenía.

Se dice que los ojos son la ventana de alma y no muchos refutan esta idea, pero cómo es posible que toda una multitud sostenga una mirada tan misteriosa, como si compartieran un mismo secreto, una misma ventana, una misma alma. Estos y más pensamientos cruzaron crudamente por la mente de Malia mientras intentaba caer en el vacío del "todo tiene una explicación". Al final, rendida solo pudo buscar lo que parecía ser el único refugio que creía tener: su hogar

Lastimosamente la buena suerte nunca ha sido amiga de la necesidad y entender esto es aún más complicado cuando todo se revela a ti de manera fría y repentina. Esto fue aún más claro cuando Malia solo podía sentir como su alma quería abandonar su cuerpo para huir cada vez que sus nudillos golpeaban la puerta resonando con firmeza: Un golpe, una sentencia.

"Bienvenida" Fueron las únicas palabras que Martín, un hombre de rasgos faciales fríos dirigió a su sobrina quién aún se encontraba aguantando la respiración tras la puerta "debo hablar contigo". Con temor, intriga y desconcierto la joven accedió a pasar el umbral para entrar en lo que pronto sería el océano de las malas noticias; su corazón quería detenerse, se sentía como un animal cuya vida de libertad estaba a punto de acabar. "Tío, ¿qué sucede?" sus labios temblaron ante la pregunta que de su propia boca despegó; era claro que algo pasaba, su tío llevaba años sin mostrar señales de vida desde que su hermano y padre de Malia murió. 

-Eres adoptada – ¿cómo es posible soltar tal afirmación sin mostrar una gota de empatía? Se preguntó la joven al captar la frialdad de aquellas palabras - Así es, tu vida no es como piensas, es hora de relucir el secreto que cambiará todo- aquel hombre hablando parecía una mentira ante los ojos de la Malia quien solo podía pensar en lo absurda que era la visita repentina de aquel hombre -Sin embargo, explicarte lo que sucederá es responsabilidad de tus verdaderos padres- La suavidad y rapidez de los golpes en la puerta llegaron en el momento exacto. Algo pasaba. Pronto una mujer de tez blanca y facciones hermosas entró a la sala acompañada de un hombre esbelto, de piel morena y una estatura increíble que rozaba los dos metros.

-Ellos son tus padres y vienen por ti- Martín hablaba con naturalidad mientras el corazón de Malia se intentaba detener.

-Hola Silvanna, soy tu madre biológica.


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Ey! un placer tenerte aquí, espero que confíes en mi, no te arrepentirás de leer esta corta historia.

PERDIDA ENTRE DOS MUNDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora