Si fuera por mí, lo sentiría todo.
Me lanzaría, ahogaría un poco, aprendería a nadar y me dejaría arrastrar y golpear por la corriente sentimental. Sin embargo, no puedo. Una relación es de a dos. Se supone que la tengo que esperar y debemos entrar al océano de a poco para acostumbrarnos a la temperatura del agua.
No me molesta desacelerar. Lo que me molesta es que ni siquiera esté en la playa para empezar.
Es hora de que Chase Timberg se priorice, porque entender a todo el mundo solo logra que te entiendas menos a ti mismo a veces.