Carta póstuma de un ataque zombie.

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A 21 de Noviembre del 2024.

Día #1825

Si estás leyendo esto significa que no todo estaba perdido aún, que tal vez simplemente ya no me tocaba a mi seguir.Sobreviví 4 años de tortura, de algo en lo que no creía, algo que sólo se veía en películas, ¿quién iba a decir que alguna vez pudiera pasar esto? Una apocalípsis zombie real, tal vez creas que esto es una broma o que perdí la cabeza, aunque después de todo lo que he pasado hasta yo creo que la he perdido.

Todo comenzó como una enfermedad, una gripe quizá, fuera lo que fuera evoluciono. De dolor de cabeza y fiebre, le siguieron los delirios, después fueron los trastornos, todo estaba relativamente bien. Hasta que se salió de control, imposible fue o al menos hasta el momento encontrar una cura.

Para mi buena o mala suerte logré sobrevivir, ahora creo que hubiera sido mejor haber muerto. Lo perdí todo, mis padres, mi esposo y mis hijos. Todo por culpa de ellos, son todo lo que uno podría temer, aún hay algunos allá afuera, son espeluznantes, huesudos, faltos de carne y piel, he visto sus ojos, hambrientos de sangre, de muerte. Aprendí sus debilidades, los estudié a fondo, gracias a eso logré evadirlos, hasta hoy, son fuertes, muy fuertes.

He tenido que robar para comer y aunque eso haya ido siempre en contra de mis principios, hoy ya nada importa, eso ya es lo de menos, lo único que importa es sobrevivir.

Es horrible estar sola, he visto morir a cada uno de los seres que amaba, ahora solo recuerdo sangre y gritos, sus cuerpos tirados sobre el frío asfalto. Era toda una masacre, el último en morir fue mi hijo pequeño, no pude ver como se comían cada parte de su pequeña anatomía, no lo soporte. Aún me hecho la culpa, pero nada podía hacer, ¡NADA! Ahora sueño con ello cada noche y me atormentan los recuerdos.

En estos momentos estoy escondida debajo de una cama, han logrado atravesar la puerta, ahora escribo esto con el fin de cumplir mi último deseo, que alguien esté vivo y lea esto. No pierdo la esperanza y espero fervientemente que no todo se haya acabado aún, que esté equivocada.

Mi nombre es Liliana Naranjo y estoy apunto de morir.

Mi único consuelo en estos momentos, es saber que volveré a ver a mi familia, que tal vez vuelva a ser feliz. Siempre hay que tener fe y nunca perder la esperanza por que eso es lo último que muere, contigo…

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