ᴛᴏxɪᴄ - [ғᴜʀʀʏ ʏᴀᴏɪ]

˗ˏˋ El nuevo ˎˊ˗

Ella es Amanda, la mujer más hermosa que puede hacer conocido. Llevo 2 años trabajando aquí, y siempre he tenido una fantasía de tenerla a mi lado, abrazarla, besarla, hacerla feliz... Todo lo que ella quiera.

Dando un suspiro largo y de amor, miraba a mi amada trabajando en el mostrador, atendiendo a un cliente frecuente, había sido un día realmente tranquilo, por lo que estaba en un pequeño descanso. Tomando el ticket y entregárselo a esa anciana. Me dió una mirada junto a una sonrisa dulce, acompañado de una sonrisa.

Ruborizado miraba a otro lado, cubriendo con mi mano mis ojos, evitando así mi sonrojo.

— Ya dile lo que sientes, Kevin. Me has contado todo y nunca haces nada... — con una sonrisa, mi amigo Jacob, un jaguar alto, flaco y una personalidad relajada y tranquila, me regañaba tomándome de mi hombro izquierdo.

Era verdad, desde que conocí a Jacob, le he contado todo acerca de mi amada, todo lo que sentía, y lo que me gustaba de ella. Pero, jamás me atrevía.

Describiendo mi rostro, miraba a ese jaguar con la misma sonrisa, para darle un pequeño golpe en su ante brazo. Dando una pequeña risa en ves de un quejido.

La puerta de la gerencia de abrió, era una nutria, el secretario de nuestro jefe, un gran oso polar, quien era una agradable persona, apesar de su físico, que mostraba alguien molesto y siempre enojado, pero era todo lo contrario, Jacob, Amanda y yo, pusimos atención.

— Yo iré por el nuevo, jefe... — escuché a la nutría, con una sonrisa salió del plantel para perderse entre la multitud de personas que compraban sus alimentos y cosas en el centro comercial. Devolvía la mirada al oso polar.

— Creo que no les había dicho antes, pero, tendremos a un empleado nuevo, lamentablemente su compañera Alejandra renunció. — miraba con pena a mi amada — Lo lamento... — devolvió la mirada hacia en frente.

Con tristeza, miraba a mi chica triste, debido a que la mencionada "Alejandra" es la mejor amiga de Amanda. Afortunadamente para ella, encontró un mejor trabajo, y tuvo que irse de aquí.

— ¿Entonces vendrá hoy? — saliendo de la cocina, un labrador se recargaba en el mostrador, ignorando completamente a mi amada, cosa que me dejaba tranquilo. Odiaría y me doliera ver otro hombre con ella. Además que... El cocinero también sabe mi situación sentimental.

— Por supuesto, mi secretario Aguilar acaba de ir por el, ya saben que el edificio es increíblemente grande. Recuerden que Jacob no se presentó en sus primeros días porque siempre se perdía — lanzó una risa burlona al jaguar.

Reí bajo, para evitar que me escuchará, pero era común entre los trabajadores recordar. Yo era uno de los más viejos. Al igual que Amanda y Alejandra