Día 1

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—No te preocupes, Zenitsu, todo va a estar bien— acariciando su cabeza con suavidad.

—Pero...— aferrándose con fuerza de la camisa de su esposo.

—Shh, tranquilo, yo estoy aquí contigo. Pasaremos la cuarentena juntos, estaremos bien— el albino hablaba con tanta seguridad en sus palabras que el rubio pronto se relajó.

La sonrisa de Tengen le hacía ver que estando a su lado no había porque preocuparse de nada. Estaban en casa y estarían seguros de no enfermarse mientras se mantuvieran ahí.

Sin embargo, esto apenas comenzaba y había ciertos ajustes que realizar para poder afrontar la cuarentena de la mejor forma posible.

Después de la noticia en la televisión, el teléfono de Tengen comenzó a sonar, rompiendo la armonía del abrazo de la pareja.

—Es el director Ubuyashiki, tengo que contestar— respondió la llamada, el rubio se quedo pensativo un momento. Estaban oficialmente en cuarentena, tal como paso en el país vecino, ¿y ahora qué?

Fue hasta la cocina a revisar las provisiones, aun había suficientes, en algún momento deberían salir para surtirse de comida. Después fue al baño donde tenían su botiquín de emergencias, todo estaba en orden.

Se llevo las uñas de la mano izquierda de manera inconsciente a su boca, mordiéndolas. Tenia meses controlando ese horrible habito de su ansiedad. Cuando se dio cuenta, aparto su mano de inmediato. Suspiro y se detuvo un segundo para respirar con calma, aun era demasiado pronto para entrar en pánico.

La idea de estar encerrados por tiempo indefinido era algo extraño para él, aunque en el pasado odiaba salir, con la ayuda de terapia y de su ahora esposo le había tomado un gusto a salir, especialmente si estaba acompañado de su pareja.

—Zenitsu— el albino lo busco al terminar la llamada, encontrándolo en el baño —¿Sucede algo?

—No— negó rápidamente —Solo estaba revisando que tuviésemos lo necesario.

—Ya veo, me llamaron del trabajo. Tenemos una reunión de emergencia, tengo que partir— ambos salieron, dirigiéndose a la sala.

—Pero ¿es seguro que vayas? —sostenía sus manos una con la otra, tras su espalda, controlando las ganas de seguir mordiendo.

—No te preocupes, es solo para discutir lo que se realizara a partir de ahora con las clases. No podemos suspenderlas tan fácilmente— respondía mientras tomaba sus cosas y se alistaba para salir.

—Tienes razón...— ahora se ponía a pensar en que haría él con su invernadero, no podía dejar morir sus plantas si dejaba de ir. Pensar tanto en los problemas futuros debido a la pandemia no lo dejaban muy tranquilo.

—Zenitsu.

—...

— ¿Zenitsu? —moviendo una mano cerca de su rostro para llamar su atención.

—Eh...ah ¿Qué pasa? —no podía morder sus uñas, pero si estaba rasguñando sus manos.

— ¿Estas bien? Te noto muy preocupado— le tomo de los brazos, bajando sus manos para encontrar las ajenas, al verlas rojizas por los rasguños miro con molestia a su esposo — ¿Qué significa esto?

—Lo siento— bajo la mirada, avergonzado por su acción —no pude evitarlo.

El mayor lo dirigió hasta sentarlo al sofá, mientras él se agachaba para poder mirarlo directo a los ojos.

—Zenitsu, mírame... — aun sostenía sus pequeñas manos entre las suyas —Todo va estar bien, confía en mí.

El rubio sintió sus mejillas arder, se sentía un poco tonto ahora por preocuparse. Vamos, que apenas era el primer día de cuarentena, no podía ser tan malo. Si acataban las indicaciones de higiene podrían volver a la normalidad muy pronto.

—Lo sé...ya no voy a hacerlo— su esposo besó sus manos, sonrojándolo todavía más.

—Muy bien, yo tengo que irme. Te llamare en cuanto la reunión termine, mientras tanto espérame aquí— besando su frente para después partir.

—Que te vaya bien.

Una vez solo, repitió la rutina de antes, revisando que todo estuviera en orden y no hiciera falta nada en casa. Luego de dar varias vueltas como animal enjaulado se detuvo, y tomo una decisión. Si se apuraba podría regresar antes que su esposo y tal vez no notaria que salió. Tal vez.

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—Zenitsu, ya regresé— ingreso a su hogar, dejando sus zapatos y otras cosas en la entrada para desinfectarlas después. También dejo una bolsa con algunas compras.

Al colocarse sus pantuflas y dar la media vuelta se topo con una sorpresa. Una verde y frondosa sorpresa.

— ¿Una planta? —en el recibidor había un par de macetas. Y al dar más pasos y ampliar su campo de visión se encontró de pronto con un paisaje demasiado verde, colorido y natural.

—Bienvenido de vuelta, Tengen— su amor le dio un beso de bienvenida en la mejilla —¿Cómo te fue?

—Bien...—inspecciono todo a su vista, si, definitivamente todo estaba lleno de flores y demás plantas— Zenitsu, ¿Qué significa todo esto? ¿Te trajiste todo el invernadero?

—Si, bueno...con todo esto del coronavirus, la cuarentena y mi embarazo, me da miedo contagiarme. Así que pensé que debía cerrar temporalmente mi negocio, pero tampoco puedo dejar morir mis preciadas plantas— haciendo un ligero puchero al final.

Esa tierna apariencia, Tengen no tenia armas contra ello.

— ¿Entonces pensaste que la mejor idea era traer todo al departamento?

—Si— se aferró al mayor, observándolo con ojos de cachorro —¿Te molesta?

—Ugh...odio cuando pones esa cara— desviando la mirada, con las mejillas sonrosadas.

— ¿Por qué? —ya sabia la respuesta, no lo soltaba ni dejaba de hacer aquella expresión.

—Porque sabes que no puedo decirte que no— Zenitsu rio, victorioso.

—No te preocupes por ellas, yo me haré cargo...en el balcón de la habitación deje las plantas de sol.

—Debo reconocer que es un ambiente refrescante...— el rubio fue a la cocina por un par de vasos con agua y regreso para sentarse en el sofá junto a su esposo.

— ¿A qué solución llegaron en la reunión?

—Cierto, al final tendremos que impartir clases en línea, algunos días las clases serán en videollamadas y otras las clases serán grabadas...todo apunta a que es mucho trabajo— tirando la cabeza hacia atrás, en el respaldo —Al menos nos dieron esta semana para poder organizar las clases, también habrá más reuniones con el director y el resto de profesores a través de videollamadas.

—Suena algo complicado.

—No creo que difiera mucho de las clases presenciales...espero.

Ambos inclinaron sus cuerpos, Zenitsu recargando su cabeza en el hombro izquierdo y Tengen recargando la suya sobre la cabellera rubia.

—Es apenas el primer día y ya estoy cansado.

—También yo.

Movieron sus manos, encontrándose y entrelazando los dedos. Sin mediar palabra, se quedaron un momento así, disfrutando la compañía del otro, listos para afrontar la dichosa cuarentena. 



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Primer día un poco aburrido pero las locuras de cuarentena ya se acercan~

Pregunta seria ¿GiyuuTan o RenTan? 

Nos leemos pronto~  

~Cuarentena_Uzuzen~ [M-preg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora