[Parte única]

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~*La letra en cursiva señala aquello que sigue estando dentro del escenario de "The Last"
~*De ahí en adelante, la historia se transforma a mí gusto...♡


– "Naruto-kun. Siempre me he fijado en ti sin que lo supieras... Pero, de ahora en adelante, quiero por siempre permanecer a tu lado. Así que tejí esto con todo mi corazón... Por favor, ¡Acepta mis sentimientos!" – exclamó la chica al viento, cerrando sus ojos y temblando, completamente decidida.

Respiró profundamente y apretó la pequeña bolsa de papel entre sus brazos. No había absolutamente nadie delante de ella, y lo sabía muy bien.

Desde que se marchó de Ichiraku que había pensado en marcharse a casa, pero a medio camino se arrepintió. ¿Con qué cara miraría a su hermana a los ojos? No, definitivamente tenía que hacerlo, y lo haría hoy mismo. Por ese motivo, su ruta se trasladó, para dejarla justo frente a la casa de Naruto Uzumaki. Y allí estaba desde hace un rato, practicando.

– "Muy bien, lo haré de nuevo" – se dijo en voz alta.

Tomó confianza otra vez para iniciar su discurso, pero en esta ocasión, el receptor de su mensaje se hizo presente atrás de ella.

– "Naruto-kun"

– "¡Hinata!" – exclamó con voz alegre, alertándola de su presencia.

Se acercó a ella rápidamente al verla de espaldas y frente a su casa.

Algo sonrojada por ser sorprendida en su práctica, Hinata se volvió a él para saludarlo tímidamente.

– "Buenas noches"

– "Nos vimos antes en Ichiraku"

– "T-Tienes razón" – le sonrió, y entonces reparó en la bufanda que el rubio traía consigo. No pudo evitar mirarla, durante varios segundos.

– "¿Qué sucede?" – interrogó curioso.

– "Qué bufanda tan linda..." – comentó, mientras presionaba un poco más la pequeña bolsa contra su pecho.

Un poco sorprendido, el rubio bajó la mirada hasta la bufanda en su cuello y su sonrisa se ensanchó notablemente. Hizo uso de su mano izquierda para acariciarla suavemente, como un tesoro preciado.

– "Ah, ya veo" – respondió, aún fijo en su prenda.

Justo cuando ella creía que el silencio se había apoderado de la situación, un extraño sonido interrumpió el momento. El rugido de su estómago, por haberse saltado la cena y el delicioso ramen que había rechazado en Ichiraku, se hizo presente. ¡Qué vergüenza!

– "Vaya, pareces tener hambre" – le dijo preocupado, mientras el rostro de la Hyuga enrojecía – "Si deseas ramen, tengo un poco en mi habitación"


Se quedó estática y muda, con el rostro completamente rojo, y muy avergonzada. Sintió deseos de salir corriendo, pero sus piernas entumecidas se lo impidieron. Ante su silencio, el rubio se le acercó un paso más.

– "¿Hinata?" – interrogó, tomándole una mano para percatarse de lo fría que estaba – "¡Pero si también estás congelada! Ven conmigo, aquí afuera hace mucho frío" – exclamó, y sin darle tiempo a protestar, dio media vuelta para comenzar a subir la escalera, mientras aún le sostenía la mano.

– "¿Eh?" – no había acabado de comprender la situación ni de superar la vergüenza, pero ahí iba ella, de la mano de Naruto, subiendo hasta su habitación.

"Ramen en mi habitación" - NHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora